Rachel recuerda
En la vida de Rachel no ha habido casi nada fácil
Historias a media mañana con Espido Freira (23-11-2016) - Rachel recuerda
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Madrid
En la vida de Rachel no ha habido casi nada fácil: pero, cuando recuerda, no encuentra resentimiento, ni odio. Solo una especie de estupefacción, de sorpresa cotidiana. Como si todo, día a dia, fuera una improvisación. La riqueza de su infancia y juventud. La miseria que luego llegó. Abandonar su país, la huida desesperada a otro, el nacimientos de sus hijos, a los que aún mira como si no fueran suyos. Todo. Su boda, por ejemplo.
No era así como se la había imaginado. Ella debería haber dedicado tardes enteras a elegir su vestido, el tul y las flores. Los amigos, la familia, los clientes de sus padres hubieran recibido una invitación en papel con filo de oro, y les hubieran hecho llegar, a cambio, regalos, dinero y bendiciones. Como todas sus amigas.
Su padre hubiera alquilado un coche de caballos, y ella hubiera hecho una entrada triunfal, hubieran brindado y disfrutado en un banquete de ensueño, hubieran bailado y pisado el vaso ritual, para entregarse luego a la intimidad de la noche de bodas. Hubiera debido ser así, pero no lo fue.
Recuerda aquel momento y ve de nuevo, como si fuera ahora, la mirada radiante de Moses; no le importó. Aún ahora piensa que todo fue perfecto, aunque no hubo vestido, aunque fuera en Auswitz, aunque estuvieran muertos de hambre y comidos por los piojos. Y, cincuenta años después, ya viejos, supervivientes, en sus bodas de oro, sigue pensado que fue perfecto, y que la felicidad, a veces, se esconde entre el horror.