El esprint final hacia la Casa Blanca

Washington

Parece que todos los políticos que se meten en la carrera presidencial son superhombres o supermujeres, porque ayer Donald Trump, que tiene 70 años cumplidos, se recorrió el país de norte a sur, de New Hampshire a Florida, y dio cinco mítines en cinco estados, para insistir a sus seguidores en que salgan a votar.

Hillary Clinton acabo su campaña también con una cascada de mítines. Estuvo en Michigan, luego en Filadelfia con su marido y con Michelle Obama, y cerró en Carolina del Norte, con música de Bruce Springsteen. Y por la noche, en televisión, en medio de la voz, su campaña pagó un dineral para meter un último anuncio con un discurso de la candidata en el que dice que “estas elecciones de alguna manera consisten en decidir qué clase de futuro tendrá vuestro país: ¿oscuro y lleno de divisiones? ¿O esperanzador y unido?” Es un mensaje en el que aparece con una estética cuidadamente presidencial. Parece el discurso del rey en Navidad.

Las encuestas siguen dando un empate en Florida y en Carolina del Norte, que pueden ser los estados decisivos. Ahí jugará un papel la movilización del voto latino, cuántos salen a votar. Los datos de votación anticipada favorecen a Clinton, y las encuestas dicen que de los que salgan a votar, casi un 70 por ciento votarán por ella. Pero Florida es Florida

Al final cada estado tiene un número de delegados electorales que son los que luego eligen al presidente. La última encuesta de proyección de voto, anoche en el Washington Post, asegura que Hillary Clinton tiene varios caminos matemáticos para llegar a los 270 votos que dan la victoria. Trump va a necesitar ganar en todos los estados indecisos, y además robar al menos dos de los que ahora se inclinan hacia Clinton, pero hazañas más complejas se han visto. Y falta por saber si las elecciones terminan hoy, porque esto es como la ópera, no termina hasta que no canta el perdedor. Si Trump pierde pero por poco, tiene dinero para poner en marcha una maquinaria legal

El actual presidente entra en lo que se llama el lame-duck presidente, el pato cojo, sin margen de acción para hacer ya nada. Barack Obama llega al final de su mandato con los mejores índices de popularidad de estos últimos cuatro años. Supongo que la gente está viendo ahora lo que se les viene encima. En la recta final de campaña se ha volcado en apoyar a Hillary Clinton pese a todo lo que se dijeron en las primarias en las que se enfrentaron hace ocho años.

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Ya ha llegado el primer martes después del primer lunes de noviembre, el día elegido para decidir el presidente de Estados Unidos. ¿Por qué el primer martes después del primer lunes? Pues tiene una explicación que ayuda también a comprender de dónde viene este país. Se escogió primeros de noviembre porque en la época de las primeras elecciones éste era un país de agricultores, y noviembre es un mes tranquilo: no hay que plantar ni recoger cosechas. Se escogió un martes porque a veces para votar había que hacer un viaje de más de 24 horas hasta el lugar de votación; si las elecciones fueran el lunes, habría que incumplir el descanso dominical que marca la Biblia. Y se decidió que fuera el primer martes después del primer lunes para que no cayera en el día 1 de noviembre, porque el día 1 de cada mes los comerciantes hacían los libros de cuentas del mes anterior. Así que la fecha resume, como digo, los últimos 200 años de historia de EEUU: tiene que ver con el trabajo, con la religión y con el dinero. No hay tres elementos que definan mejor a este país.

La respuesta a la pregunta ¿por qué la gente vota a Trump? nos la da Eduardo Mejía, filósofo y profesor en la Universidad de Columbia: “Trump ha dado voz a sentimientos que estaban latentes en una mayoría blanca que se ve cada vez más amenazada en su hegemonía, que ve cada vez más difícil su convivencia con gente de tantas minorías y ve el futuro como un riesgo para su hegemonía porque ya se dice que en 30 años el número de minorías va a ser mayor que el de blancos.”

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Uno de los apoyos que ha recibido en esta campaña Hillary Clinton es el de Lin Ander Miranda, el creador de “Hamilton”, el musical de moda en Nueva York. Este musical cuenta el nacimiento de Estados Unidos con una perspectiva y unos protagonistas multirraciales: “Para mí una de las cosas que fue mi inspiración fue la visión que uno de los fundadores de Estados Unidos fue un inmigrante del Caribe”, nos cuenta.

Miranda es hijo de puertorriqueños, una comunidad que volverá a ser clave en Florida porque miles han abandonado la isla por la crisis y cuando llegan a Florida, como son ciudadanos, pueden votar.

27 millones de latinos pueden votar en estas elecciones, son un 12% del electorado, pero su impacto se ha visto limitado, hasta ahora, por la baja participación. Veremos si este año, ese gigante dormido despierta pero pase lo que pase lo que está claro es que Estados Unidos cada día se parece más a la versión de Miranda y menos a la de Donald Trump.

En el inicio de su viaje por Estados Unidos, Rafa Panadero conoció a Zach en Arkansas. Ahora se lo ha vuelto a encontrar en Nueva York, tras recorrer en su moto los 50 estados antes de cumplir 30 años. “Fui a Little Rock porque habiendo crecido en los 90, me atrae la figura de Bill Clinton”. Llega a compararle con Kennedy, pero no lo tiene claro con Hillary, aunque votará por ella: “Ella responde a todos los estereotipos de político de Washington y entiendo que a la gente no le guste, también da algo de miedo.”.

Sobre Trump nos dice que “muchos de sus seguidores dan miedo, porque tienen mucha ira. Es gente que está asustada por su sustento, por sus medios y Trump se aprovecha de eso”.