Drones: el reverso de la moneda terrorista
En una de sus entrevistas de "despedida", Barak Obama afirma este fin de semana: "no me presenté para matar gente". Se refiere a los ataques con drones que bajo su administración se han generalizado.
Madrid
En una de sus entrevistas de "despedida", Barak Obama afirma este fin de semana: "no me presenté para matar gente". Se refiere a los ataques con drones que bajo su administración se han generalizado. Estados Unidos es, junto con Israel, el país que más recurre a este tipo de acciones. Obama los defiende porque limita el número de víctimas civiles colaterales, pero es consciente que son muy criticadas por los defensores de los derechos humanos.
"Cuando Mohammad Azam empezó su jornada aquel 21 de mayo, era otra soleada mañana en Taftan, una pequeña población del desierto en Pakistán. Como los taxistas de medio mundo, planeaba pasar el día a la espera de clientes... Pero, esa tarde, el cuerpo del señor Azam fue encontrado abrasado, casi inidentificable. Había tenido la mala suerte de coger a un objetivo de un dron americano... "
Así empezaba un artículo de Emran Feroz en el New York Times a finales de septiembre. Feroz es un periodista alemán que ha creado en internet un memorial para las víctimas civiles de este tipo de ataques, que, para Amnistía Internacional, convierten “el planeta en un campo de batalla globalizado. Desde nuestro punto de vista y el del derecho internacional, el planeta no es un campo de batalla y las leyes de la guerra se aplican a lugares determinados, en momentos determinados y en circunstancias determinadas”.
Dos juristas franceses, Antoine Garapon Y Michel Rosenfeld han publicado un libro, "Democracias bajo presión" -en referencia al terrorismo internacional-, en el que equiparan los ataques con drones a los atentados terroristas. “El asesinato por un dron es un acto de guerra efectuado en una zona de paz, de la misma manera que el atentado terrorista es un acto de guerra cometido en tiempo de paz”.
El Codirector del Instituto de Estudios sobre Conflictos y Acción Humanitaria, Jesús Núñez, sin querer equiparar estas acciones a los atentados terroristas, cree que sí son ejecuciones extrajudiciales con un coste civil colateral.
Núñez insiste en la ausencia de legalidad que rodea tanto al uso civil como militar de lo drones, cuyas misiones se vendieron a la opinión pública como una forma de "guerra limpia" que no lo es tal, en especial para el adversario y las víctimas colaterales. Entre enero de 2099 y diciembre de 2015 murieron por ataques de drones 633 civiles.