Un Gobierno a imagen de Rajoy

Madrid

El nuevo Gobierno tiene el espíritu de los grandes reencuentros musicales que marcaron a una generación, como Operación Triunfo. Es decir, siguen las principales figuras. Siguen las baladas de siempre. Son los hombres y mujeres que le pusieron cara a la crisis –la suya y la nuestra-. El caso de De Guindos y Montoro viene a ser como un aviso de tormenta, una especie de susurro que nos dice: “Siguen aquí”. En eso, como en tantas cosas, ha sido muy inteligente Rajoy: para evitar a los hombres de negro nos los puso él mismo. A veces no hay como fabricar la gloria desde casa.

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Rajoy es aún más celoso del secreto que Aznar. No se conoció nada, ni un nombre. Guardar un secreto también es una manera de saber por dónde van los demás. Puede hacerse un estudio sociológico con los rumores que ha habido estos días y sus razones. Por ejemplo, la cuota territorial, que es una expresión que me gusta mucho. Resulta que no puede haber cuota por sexo, que es algo que se necesita mucho más, pero sí cuota por comunidad de nacimiento; no vamos a discriminar positivamente por razón de género pero sí de terruño.

Mariano Rajoy aspira a formar un Gobierno parecido físicamente a él. Esto le gusta decirlo a él: un Gobierno previsible, aburrido y que se dedique a papeles muy grises. A mí nada me gustaría más, pero la que tiene encima, Cataluña, y la que le viene encima, Bruselas, reclama un Gobierno más político y más imprevisible.