Un gobierno nada estridente

Madrid

El nuevo gobierno de Mariano Rajoy no suena estridente, no es extravagante, como ocurrió en su primera legislatura. Tan poco sobresaliente le parece al propio presidente del Gobierno que le bastó con difundir un comunicado con los nombres del gabinete, en lugar de convocar la tradicional rueda de prensa. Los dos ejes del gobierno siguen siendo Soraya Sáenz de Santamaría, la vicepresidenta, encargada ahora, además y muy específicamente, de administraciones territoriales, y Luis de Guindos, responsable de continuar con la misma política económica, al que se añade ahora la cartera de Industria.  

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La señora Sáenz de Santamaría abandona el puesto de portavoz del gobierno, lo que parece razonable porque así estará más protegida a la hora de dirigir la difícil negociación con Cataluña y el nuevo sistema de financiación autonómica, que se le viene encima. El puesto de portavoz lo ocupará el ministro de Educación, Iñigo Méndez de Vigo, que ha acreditado ya un trato bastante razonable. La mejor noticia es la salida de Jorge Fernández Díaz como ministro de Interior. Habrá que esperar unos días para ver cuál es su destino final, dada la dificultad que tiene el presidente para alejarse de sus amigos más íntimos.

La misma curiosidad la despierta el destino del hasta ahora ministro de Asuntos Exteriores, García Margallo. Su sustituto es un diplomático con una gran experiencia en la Unión Europea, lo que en estos momentos parece más necesario que nunca. Ahora solo falta saber quién será el sustituto de Maria Dolores de Cospedal, por que diga lo que diga Rafael Hernando, sería realmente llamativo que la nueva ministra de Defensa siguiera siendo secretaria general del PP. Se supone que estará lo suficientemente ocupada como para que la sustituya alguno de los vicepresidentes, ¿no?