¿Una sopa lo cura todo?

Madrid

En cuanto damos la bienvenida al frío y nos metemos de lleno (más aún) en la rutina, hay una comida que se convierte en un imprescindible de nuestra mesa: las sopas y las cremas. La amplia variedad de colores y sabores hacen que sean un auténtico manjar, especialmente en la gastronomía de nuestro país.

Las sopas

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Las sopas son, en un 90%, agua. Las propiedades nutritivas que tenga una sopa dependerán de los ingredientes de los que esté hecha. El caldo nos aporta vitaminas hidrosolubles y minerales, y si le añadimos algunos de los alimentos con los que lo hemos hecho será mucho más nutritivo. Es un plato ideal, por ejemplo, para niños y personas mayores, que tienen tendencia a la deshidratación y dificultad para masticar. Debemos moderar, eso sí, el aporte de sal.

¿Son iguales las sopas caseras que las de sobre?

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Aunque las propiedades de ambas son similares, las de sobre vienen deshidratadas y somos nosotros los que debemos añadirle el agua y el sabor. Esto hace que pierdan nutrientes por el camino. Además, tampoco dependerá de nosotros la cantidad de sal, que suele ser elevada en todos los productos procesados. Ocurre lo mismo con las cremas: siempre que se pueda, mucho mejor que sean caseras.

Las cremas

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Los purés o las cremas están compuestos principalmente por verduras, hortalizas y lácteos, por lo que tienen una gran cantidad de minerales, vitaminas, hidratos y fibra. Si, además, les añadimos carne o pescado, conseguiremos que contengan proteína y sean mucho más completos. Al igual que pasa con las sopas, son una estupenda manera de introducir este tipo de alimentos a los más pequeños y de nutrir a las personas mayores.

Algunos trucos

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· No cortes las verduras en trozos demasiado pequeños antes de cocerlas. Si son grandes, conservarán mayor cantidad de vitaminas.

· Usa la olla rápida para ahorrar energía y dinero, así sacarás el mayor provecho a las carnes y verduras.

· Rehoga las verduras antes de echarlas al caldo. Ganarás en sabor y tardarán menos tiempo en cocer.

· Espesa la sopa triturando los propios ingredientes. Olvídate de la harina o la nata: tritura parte de los ingredientes y devuélvelos al caldo.

· Encuentra el equilibrio de sabores aligerando, por ejemplo, con la acidez de un limón. Si, por el contrario, nos ha salido sosa, podemos añadirle taquitos de jamón serrano.

Nos visita María Cobo, la "gran sopera". Así es como la llaman sus compañeras de Sopa, un restaurante vegetariano experto en caldos en el que María cocina desde hace quince años.

Con Inés e Isabel, dos mujeres jubiladas de 88 y 74 años, hemos charlado de sopas, cremas y otras muchas comidas. ¿Qué recetas son las preferidas en una casa española? ¿Cómo funciona la cocina “del aprovechamiento”? Ellas nos lo cuentan:

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