Una discriminación histórica

Madrid

Charlize Theron ha sido noticia estos días porque ha dicho que si no cobra lo mismo que un hombre, no acepta el papel. Hay un pequeño drama ahí incrustado, y es el hecho de que sea noticia decir algo así. Hay un segundo drama: que Charlize Theron no encarne la ‘mujer media’, y que por tanto pueda permitirse no aceptar el trabajo.

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Charlize Theron lo que hace es poner un debate en la mesa, agotar una discusión necesaria no porque haya dos partes con argumentos, sino porque hay una claramente discriminada, históricamente discriminada. Ocurre lo mismo cuando Beyonce pide más feminismo: que a ella se le escucha, que es necesaria para que una voz así arrastre a las demás.

Por un lado es irónico hablar de visibilidad cuando precisamente lo que no se ve, que son las mujeres en las fotos de los grandes consejos de administración, es lo que más llama la atención. Por el otro lado que las mujeres cobren un 20% menos no quiere decir que haya que corregir un 20% de machismo en la sociedad: hay que corregir más.

Y en el aspecto laboral luego habría que hablar de conciliación, de las probabilidades de no ser contratadas por ser mujer y no quedarse embarazada, de la importancia mucho mayor que se le concede a la apariencia respecto al hombre y de tantas cosas más. Y una especialmente llamativa: el uso de las pocas mujeres que sí llegan a puestos de responsabilidad, que sí cobran más que los hombres, como ejemplo de normalidad. Y no como excepción de una sociedad incapaz de corregir, con más velocidad, una discriminación histórica.