La jungla europea
Francia tiene elecciones presidenciales el próximo año, y las fotos de Calais no daban bien en los carteles electorales de un país con la extrema derecha subiendo en intención de voto
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Madrid
Si no la han visto busquen la foto en cualquier periódico o en cadenaser.com. El campamento de Calais en Francia empieza a ser historia. Mil, dos mil, tres mil, cuatro mil y hasta diez mil personas han llegado a vivir hacinadas allí, a orillas del Canal de la Mancha, en tiendas de campaña. Un buen símbolo de la desorientación europea, por decirlo suavemente, sobre la crisis de los refugiados y emigrantes.
Ya se desmanteló un campamento en el mismo lugar en el año 2002. Así que no hay que descartar que con el tiempo tengamos que volver a contarles que se levanta uno nuevo. En el corazón de la segunda economía del euro, un campamento que era una emergencia social.
Francia tiene elecciones presidenciales el próximo año, y las fotos de Calais no daban bien en los carteles electorales de un país con la extrema derecha subiendo en intención de voto. Pero en el otro extremo del continente Grecia, el país con la economía más machacada del euro, pide ayuda desesperadamente porque siguen llegando refugiados, sí, al ritmo de cien al día a Lesbos, y el cierre de la ruta de los Balcanes y el acuerdo con Turquía ha dejado atrapadas en su territorio a miles de personas varadas en medio de la nada, sin recursos y sin esperanza. Porque antes de mandarlos a Turquía hay que averiguar si tienen derecho al asilo, y eso lleva su trámite que deben realizar expertos. Y son eso, expertos, los que Atenas reclama a sus socios. Cuando se cerró la ruta de los Balcanes Bruselas se comprometió a repartir por toda Europa 160 mil migrantes desde Grecia e Italia hacia el resto de los países. A fecha de hoy, se han repartido 5 mil.
Y el gran acuerdo con Turquía para devolverle migrantes choca con la falta de libertades en aquel país y choca con la realidad. El documental emitido anoche por la BBC anoche en el que se ve como refugiados sirios, muchos menores, cosen ropa de forma ilegal para al menos 5 multinacionales textiles. Pagan menos de un euro por este trabajo clandestino. El reportaje señala a proveedores de las españolas Zara y Mango. Todos niegan conocer los abusos.
Calais, Lesbos, Sicilia, Turquía… Pero la jungla de verdad está en los consejos europeos donde no se acaba de acordar otra política que la ley del más fuerte.