Los CIE por dentro: "Es peor que una cárcel. No parece que sea España"
En nuestro país hay siete centros, pero llegó a haber 17. Las condiciones, estructurales y sanitarias, han sido criticadas por diversas ONGs.
Madrid
Yerro Gai, nacido en Gambia hace 26 años, buscó la suerte el Día de San Valentín de 2009. Cruzó el océano Atlántico desde Mauritania hasta Tenerife, pero la felicidad duró 15 minutos. La Policía detuvo a todo el grupo al cuarto de hora de pisar tierra, los llevó a la Comisaría y después al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Tenerife: "Son las mejores instalaciones en las que he estado, no había Policía". Pero a los dos días lo llevaron al CIE de El Matorral en Fuerteventura, un complejo que recuerda a una cárcel. "Es peor que una prisión", dice Gai, que le sorprende que estos recintos sigan existiendo en España. Tras el motín en el CIE de Aluche, en Madrid, ha sido muchas las voces que se han alzado en contra de los centros, pero ¿Cómo son los CIE por dentro?
El centro El Matorral, el segundo que visitó Gai, tiene un baño por cada celda, cada una con una veintena de literas. "Había mucha gente", relata Gai, "unos 400". En el informe 'La situación de los Centros de Internamiento de Extranjeros en España y su adecuación al marco legal', encargado por Pueblos Unidos, se enumera que en esta instalación no hay iluminación nocturna y tampoco asistencia sanitaria permanente. Según el mismo documento, a los internos no se les dice nunca que van a ser expulsados, sino que se les dice que serán trasladados a la península para evitar reacciones violentas. Gai afirma que en este centro nunca tuvo acceso a médico.
- Capacidad
A Gai le vuelven a cambiar de centro, al de Aluche, en Madrid, donde esta semana medio centenar de internos iniciaron un motín en el edificio. Todos ellos se trasladaron a la terraza del edificio, desde la que lanzaron distintos objetos y destrozaron varios elementos del mobiliario. En este CIE, que se asemeja a una cárcel por su disposición arquitectónica, ha habido reiteradas quejas sobre la calidad y el estado de la comida. Los baños no están en las celdas, por lo cual, de noche, cuando Gai tenía ganas de ir al aseo tenía que confiar en la amabilidad del policía que estuviese vigilando para que le abriese la celda: "Un día tenía muchas ganas de ir al baño y no me dejaron ir hasta el día siguiente".
Betty Roca, portavoz de la campaña por el cierre de los CIE en España, denuncia que estas instalaciones quedan muy lejos de ser centros de acogida: "Pedimos que se cierre porque es una vulneración de los Derechos Humanos". Roca enumera que estos recintos no tienen las condiciones necesarias de habitabilidad o que no existen los mínimos equipos sanitarios. José Miguel Sánchez, profesor de Derecho Penal de la Universidad Rey Juan Carlos y miembro de la plataforma Inmigrapenal, describe la estructura de los recintos: "La mayoría están hechos en antiguas cárceles, que además fueron abandonadas porque ya no tenían las características técnicas mínimas para ser utiIizados".
La falta de condiciones médicas mínimas es un asunto que se extiende a todos los centros. Uno de los casos más polémicos es el de la joven congoleña Samba Martine, que falleció a los 34 años el 19 de diciembre de 2011 cuando estaba retenida en el CIE de Madrid. Solicitó asistencia médica en hasta diez ocasiones, pero los médicos descartaron la gravedad de los dolores de los que se quejaba.
Nadie fue capaz de cotejar los datos previos de los análisis de Martine a los que había sito sometida en el CETI (centro de estancia temporal de Inmigrantes de Melilla) donde ya había sido diagnosticada de VIH, entre otras dolencias. "La muerte de Samba se podría haber evitado, no solo si los médicos y las enfermeras hubieran hecho mejor su trabajo, sobre todo si la organización del servicio médico del CIE hubiera estado mejor planificada" denunció, en declaraciones a la SER, Margarita Martínez Escamilla, catedrática de Derecho Penal de la Universidad Complutense de Madrid.
En el caso del CIE de Zapadores, en Valencia, Roca, portavoz de la campaña por el cierre de los CIE en España, denunció hace dos años una plaga de chinches, y este año de garrapatas. En invierno el agua de las duchas está fría y en verano caliente y las celdas no tienen apertura automática, por lo que en caso de emergencia el funcionario tiene que ir abriendo una a una con llave todos los departamentos. Según el informe mencionado 'La situación de los Centros de Internamiento de Extranjeros en España y su adecuación al marco legal' la calefacción es intermitente y no hay atención psicológica.
Los otros centros son el CIE de la Piñera, en Algeciras, que necesita profundas reformas, muchas de ellas estructurales. Además, según el documento de Pueblos Unidos, no se adoptan medidas especiales para el caso de mujeres embarazadas. En el CIE de Barcelona no hay módulos diferenciados entre internos y el espacio de la enfermería se reduce a una camilla en una sala de la consulta. En este centro se han producido suicidios y agresiones. Y en el CIE de Murcia no existe un protocolo de actuación para enfermedades infecciosas.
La solución para Yerro Gai es cerrar los centros: "La mayoría de la gente que está encerrada en los CIE no tienen que estar ahí". Yerro, que pasó por varios de ellos, consiguió trabajo nada más salir a la calle: "Solo necesitamos ser legales".