TTIP: la nueva discrepancia europea
El acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea, más conocido por sus siglas TTIP, se ha convertido en un nuevo sujeto de discrepancia entre Francia y Alemania
La Controversia
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Madrid
El acuerdo de libre comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea, más conocido por sus siglas TTIP, se ha convertido en un nuevo sujeto de discrepancia entre Francia y Alemania. Angela Merkel y François Hollande hablaron de ello en su reunión del viernes en Evian. El motivo, el presidente francés ha anunciado que va a pedir a sus socios que se ponga fin a las negociaciones porque están desequilibradas en favor de Estados Unidos. Al final, la gran perjudicada puede ser la Comisión Europea y los pequeños países del Este.
Desde un principio, Francia ha aceptado las negociaciones con Estados Unidos por los hipotéticos beneficios en empleos deribados del incremento de las transacciones comerciales pero siempre ha mostrado reticencias sobre la posibilidad de un deterioro de las reglas de seguridad alimentaria, protección social y del bienestar animal en caso de una normalización de las legislaciones a ambos lados del Atlántico. Ahora, Hollande ha anunciado, de alguna manera, darle la puntilla. El motivo, según Pierre Rousselin, analista y autor del libro "Democracias en peligro", hay que interpretarlo en clave interna. “Las elecciones presidenciales van a ser el año que viene y todo el mundo está pendiente de este asunto”. En Francia, “Hollande ha apoyado las negociaciones, pero estas pasan muy mal en la izquierda francesa” y ahora intenta “salvar lo que puede de la izquierda del Partido Socialista, aunque lo tiene muy difícil”. Alemania mantiene una postura más ambigua. El vicecanciller socialdemócrata Sigmar Gabriel opina como Hollande, quizá por los mismos motivos, y Merkel prefiere no cerrar la puerta, dados los beneficios para su país.
La gran desautorizada en esta controversia podría ser la Comisión Europea y más concretamente la comisaria encargada de las negociaciones, Cecilia Malstrom. Su portavoz, Daniel Rosario, reconoce, en declaraciones a la SER en Bruselas, que “en algunos de los temas, que son importantes para la Unión Europea, no se están consiguiendo los progresos deseados. Por ejemplo hay dificultades relacionadas con el acceso a los mercados públicos en Estados Unidos que representan una gran oportunidad para las empresas europeas y la consiguiente creación de empleo”.
En cualquier caso, el objetivo de la Comisión es sentar las bases de un acuerdo que se pueda retomar con una nueva administración en la Casa Blanca. Rosario espera que los estados miembros se pronuncien claramente en la reunión prevista a finales de mes en Bratislava y recuerda que todo abandono debe adoptarse por mayoría.
Malstrom se blinda así para no tener que dimitir y una nueva controversia nace entre los grandes estados de la Unión y los pequeños, que ven en el acuerdo una manera de vender sus productos en el gigante americano. Sus detractores lo dan por muerto porque si debe ser ratificado por los parlamentos nacionales, como ha sucedido con el de Canadá, en Francia no pasará.
