Elucubraciones extrañas, cuentas claras

Madrid

Esta vez Mariano Rajoy no ha cogido desprevenido al rey. Felipe VI preparó seguramente esta nueva entrevista con el candidato popular pertrechado de todos los informes necesarios sobre la obligación del representante del partido más votado de aceptar el encargo de formar gobierno. Así que el rey no dejó ninguna posibilidad a que se repitiera el incidente del 20D cuando, por sorpresa, Rajoy simplemente se negó a aceptar la encomienda.

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La cuestión es que la firmeza del rey no es suficiente para resolver el problema, porque Mariano Rajoy no ha dejado claro que crea que está igualmente obligado a acudir a la investidura, tenga o no posibilidad de formar gobierno. La mayoría de los constitucionalistas creen que hay que interpretar el artículo 99 de la Constitución como si existiera ese automatismo entre la aceptación del encargo y la presentación de la investidura, pero se trata, como queda dicho, de una interpretación, porque el artículo de marras no vincula expresamente las dos cosas. Como no es posible preguntar al Tribunal Constitucional al respecto, porque no hay procedimiento previsto para una cosa semejante, en el caso de que Rajoy se negara a acudir a la investidura, esperpento que el candidato no ha descartado, solo se podría convocar nuevas elecciones con una reforma exprés del mencionado artículo 99 de la Constitución.

Lo más curioso de todas estas elucubraciones es que hay una cuenta muy clara: bastaría con que el PP designara a otro candidato distinto a Mariano Rajoy para que el PP tuviera garantizados 169 votos favorables (los suyos más los de Ciudadanos) y que solo necesitara seis abstenciones. Para gobernar como insinuó ayer el propio Rajoy con sus únicos 137 escaños sería necesario que como mínimo se abstuvieran no solo los 32 de Ciudadanos sino otros 45 diputados más, un escenario realmente difícil. Pero así andamos.