¿Te has planteado ser infiel a tu banco?
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Madrid
En contra de lo que dicen algunas creencias, sobre todo si las comparamos con otras “relaciones” de la vida cotidiana, el matrimonio, el trabajo, la amistad, la familia, sí, nosotros los usuarios podemos ser infieles al banco sin miedo a las consecuencias. Tenemos carta de libertad para dar carpetazo en cualquier momento a una relación, por buena que haya sido hasta ahora, y por mucho que nos haya podido reportar pingües beneficios.
Y para meternos en harina, algo muy sencillo para entender lo que digo y para convencerte de sus “bondades”: seguramente te saldrá más barata la infidelidad y el consiguiente divorcio que mantener vivo el “matrimonio”. Únicamente en casos concretos, de fuertes lazos de “interés” por algo así como una hipoteca, en cuyo caso quizá la cosa sea más complicada, puede que tengas que acudir al “psicólogo” financiero para ver cómo no es lesiva para tus intereses…
Llevo años pregonando que los bancos no dejan de ser más que un comercio que no regala nada y que nos cobra suculentamente por los servicios. No es malo en sí, por supuesto, pero el problema está en no conocer sus verdaderas intenciones, como sabemos las del comercial que te vende un coche, o quien te vende un viaje o quien te vende un embutido determinado…
Muchos bancos y cajas han demostrado en los últimos años mirar mucho más para sus intereses – ya sabemos que viven lógicamente de sus negocios - que para nuestros bolsillos; pero es reprochable que hayan abusado de la “fidelidad” de unos clientes – muchos entraron de joven en un banco y sigue en el mismo – que, en no pocos casos, no conocen otro “amor” bancario. Y todo porque hemos confundido la buena atención, el ofrecernos productos - no siempre de interés -, los buenos modales, la amistad con lo más importante: la fidelidad, o mejor, el interés. Por lo suyo, claro.
Sobre todo teniendo en cuenta que ellos, en muchos casos, han llevado la infidelidad por bandera: las cláusulas suelo ha sido un engaño en toda regla a varios millones de usuarios; las comisiones en los cajeros no comenzaron a ser “transparentes” hasta que perdieron la batalla en los juzgados; de las preferentes, vendidas con nocturnidad y alevosía, que os voy a contar; o las hipotecas IRPH, que es la próxima batalla judicial que se librará y no precisamente en los juzgados de lo social…; y muchos productos más que han supuesto un grave quebrando para la economía de muchos clientes. Han olvidado a su queridos clientes y se han ido con su verdadero amor, los beneficios.
Por eso los usuarios debemos quitarnos la careta y aprovecharnos de ellos en la misma medida que se aprovechan ellos de nosotros. Los necesitamos mucho, sí, pero ellos también nos necesitan a nosotros. Pero las reglas del juego han cambiado: debemos tener claro que ya no debemos tener las ataduras de antaño. Y más cosas. Por ejemplo, que ser cliente toda la vida no te garantiza nada: ni mejores hipotecas, ni menos comisiones, ni mejor trato, ni tarjetas gratis, ni apertura de oficinas a tu gusto ni más cerca de casa…
El mercado, es decir, la competencia, te ofrece hoy muchas más posibilidades. Nadie te dará duros a pesetas, todos van a por lo mismo, es verdad, pero al menos tienen muchas alternativas posibles y tú decides qué hacer con el dinero.
¿Te has planteado si hay bancos y cajas más transparentes en sus operaciones, bancos con menos comisiones de lo habitual, bancos con hipotecas más interesantes, entidades que hasta te ofrecen créditos rápidos sin las condiciones tan opacas como leoninas de otras, tarjetas con más servicios, mejor atención al cliente, productos menos opacos...?
Seguramente tienes muchas razones para ser fiel a tu “pareja” de toda la vida, pero piensa que también, seguro, tienes un montón de razones para ser infiel. Y si puedes, debes.
Con una ventaja sobre las otras separaciones: siempre tendrás los brazos abiertos para que vuelvas y nunca te faltarán oportunidades para buscar otras alternativas. Pagando más o menos, pero muchas alternativas. Haz números. Paso el tiempo de estar toda la vida con el mismo banco o caja. Además, aquí no te topas con la Iglesia…