Independencia

Madrid

Independencia se ha convertido en una palabra mágica, que pretende explicar, justificar cualquier cosa. Los partidarios del Brexit han enarbolado este término noble, de estirpe heroica, confiando en sus connotaciones positivas, con la misma insistencia con la que recurren a él los militantes del soberanismo catalán. La independencia es un concepto vinculado al éxito final de los procesos, la entrada de los hijos en la vida adulta, el gobierno de las mujeres sobre su propio destino, la prosperidad de los empresarios que no tienen deudas. Sin embargo, en los últimos días, se ha vinculado también a lo sucio, a lo feo, lo injusto.

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El asesinato de una mujer inocente de 41 años, con dos hijos pequeños, dio un vuelco en contra del Brexit a las encuestas en el Reino Unido. La existencia de unos cuantos policías patrióticos, que elaboraban documentos anónimos por encargo del ministro del Interior, para atacar al independentismo catalán, ha estallado en los estertores de nuestra campaña electoral. Conviene tener en cuenta que nos hallamos ante un nuevo caso de corrupción, aunque esta vez no haya sobres de por medio. Utilizar las instituciones del Estado en beneficio de los propios intereses es la peor corrupción que existe. Por eso me atrevo a pedirles que reivindiquen la palabra “independencia” en las urnas, el próximo domingo. Existe un eslógan del 15-M que jamás caducará, porque sin nosotros no son, y nunca serán nada. Pocas expresiones pueden describir con tanta precisión el mejor sentido de la palabra “independencia”. Ejercítenlo, sean independientes, voten.