Inside or outside

Madrid

Gran Bretaña nunca se sintió parte del proyecto europeo. Recordemos que cuando en 1946 tras la guerra Churchill dijo en Zúrich que unos Estados Unidos de Europa serían la mejor solución de futuro, no incluyó a su país. Gran Bretaña, precisó Churchill, sería amiga y protectora. Recordemos también que su actual posición está llena de excepcionalidades: está fuera del euro, está fuera del proceso de unión bancaria, es autónoma en materia de inmigración, recibe reembolsos por su contribución financiera, etc. Y, si se consumara el brexit, continuará negociando una relación personal y particular como la tiene Noruega o como la tiene Suiza. Puede que por eso muchos ciudadanos británicos no perciban la posible ruptura como una amputación traumática, pero vaya si lo sería. Dejaría temblando muchísimos tableros. El primero, Escocia. Hace un año Londres asustó a los independentistas con el argumento de que abandonar Gran Bretaña sería abandonar Europa. Si ahora se les arrastra fuera de Europa pueden ustedes imaginar qué van a decidir los escoceses.

Por de pronto ya está en pánico el mundo financiero, las bolsas europeas llevan 7 días de fuertes caídas, la española ha perdido un 9% en cinco sesiones. Sospecho que el miedo al brexit va a tener presencia creciente en la recta final de nuestra campaña electoral.