Analogía
La ruptura del pacto catalán planea como una oscura sombra sobre el futuro gobierno del Estado
La columna de Almudena Grandes: 'Analogía'
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Madrid
Los políticos catalanes siempre se quejan de que lo que pasa en Barcelona depende de lo que pase en Madrid, pero esta tradición acaba de saltar por los aires. La ruptura del pacto catalán planea como una oscura sombra sobre el futuro gobierno del Estado. Quienes han cantado durante meses las alabanzas del pacto y el gobierno a cualquier precio, dicen ahora que la culpa es de la CUP. Pero la CUP nunca ha engañado a nadie. Siempre ha sido asamblearia y nunca ha tenido más de diez escaños. Cuando Junqueras presumía de que Barcelona había hecho los deberes que no hacía Madrid, lo sabía. Cinco meses más tarde, ¿qué ventajas ha reportado aquel pacto? ¿De qué ha servido que Mas se apartara? ¿Qué fortaleza ha extraído la CUP de su alianza con el enemigo doméstico?
Después de todo, va a resultar que la nueva política existe, y es esto. No la traen los líderes, la imponen los votantes. Los partidos acostumbrados a gobernar con mayorías absolutas lo llaman rompecabezas, pero es un recurso retórico demasiado torpe para enmascarar la realidad. Lo cierto es que ya no existen partidos pequeños, que ninguno se deja engatusar con un par de direcciones generales. Y la solución no es convocar elecciones una y otra vez, hasta que suene la flauta de la mayoría perdida, sino arremangarse y tener el valor de gobernar en minoría, pactando medidas concretas con unos y con otros. Para eso hay que trabajar mucho y aprender a tragar sapos, pero de lo contrario, viviremos enganchados a una cita electoral por siempre jamás. Y la culpa no será de los radicales.