Lujos de cama
La Tana cree que el mayor lujo que podemos permitirnos es meter en nuestra cama a quien nos dé la gana siempre y cuando sea el amante que nos apetece tener esta noche.

Getty Images

Madrid
Permitámonos el lujo de meter en nuestra cama a quien nos apetezca. Asumamos que los únicos responsables de nuestra felicidad somos nosotros mismos. Cuanto antes sepamos quiénes somos antes encontraremos a quiénes nos gustan. Elijamos los parámetros que deben cumplir nuestros amantes admitiendo con qué pecados. Me importa poco el estado civil, la condición social, la religión o el color de piel de cualquiera que se meta conmigo en la cama. No perdono la falta de honestidad ni las falsas apariencias.
Imagínalo por un momento: poder elegir. Que lo que escondan sus versos sea la liturgia de cada uno de tus versículos. Que si te gusta la literatura quieras conocerlo solo por lo que escribe y follártelo por todo lo que le imaginas. Inventarte a tu amante a tu gusto. Que si no quieres a nadie en tu cama te quedes a solas y triunfes lo mismo. Que si viene, te haga lo que más te apetezca y que irrumpa en tu cama con mayor o incluso menor fortuna con tal de que te seduzca primero con su discurso.
Que pueda inventarme cómo quiero ese polvo incluso aunque no suceda. Obligándote a que si me follas, se cumplan todas mis expectativas.
Enamorándote en tres horas de quien no conoces y echando ese polvo sin necesidad de nada más pero tampoco de mucho menos. Permitámonos el lujo de meter en nuestra cama a quien nos apetezca. Lo mismo no nos queda otra que ser felices.
No sean tímidos… Pidan por esa boquita.