La decepción mafiosa
Más sólido es el amor de los enamorados que el pacto de los corruptos, por lo que estamos viendo en la declaración de David Marjaliza. Cantan, se colocan el muerto, se lavan las manos
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Palmeras Salvajes: 'La decepción mafiosa'
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Madrid
La declaración de David Marjaliza supone en primer lugar una decepción de carácter mafioso. Cuando uno va al pecado suele ir acompañado, y sólo se regresa del pecado si regresan los dos. Los dos o los doscientos, los que hayan pactado el delito. Pero aquí se regresa de cualquier forma. Lo cierto es que estas relaciones, normalmente ya rotas, las conocemos al final. Pero como en todas relaciones hubo una luna de miel. Y un principio. De todas maneras, muchas de esas relaciones se fundan en torno al delito. No son amigos de pupitre que hayan decidido la privatización de Telefónica, que es una cosa perfectamente escandalosa y legal. Pienso en Diego Torres y Urdangarín, por ejemplo, en el momento en que deciden que ellos van a especializarse en hacer trabajos inexistentes para cobrarlos, que es una especialización dura. ¿Cómo surge eso entre dos socios? A mí me interesa psicológicamente más el primer flechazo del corrupto que del enamorado. El momento de la primera mirada.
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Manuel Jabois en los estudios de la Ser / CADENA SER
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Manuel Jabois en los estudios de la Ser / CADENA SER
Más sólido es el amor de los enamorados que el pacto de los corruptos, por lo que estamos viendo. Cantan, se colocan el muerto, se lavan las manos. Porque no es lo mismo que una amistad crezca dentro de una familia o dentro de un colegio que dentro de una comisión del 15%. Por eso la decepción mafiosa de la que hablaba antes. En el caso de que la organización criminal de la Púnica tuviese códigos tan estrictos, habrían sido violados con una ligereza muy poco cinematográfica. Hablo de las lealtades personales, no de los negocios. Esta gente mientras robaba se iba de viaje, cenaba, veraneaba, hablaba por teléfono horas, se interesaba por los hijos. Se interesaban por ellos mismos, por cómo estaban, amiguitos todos del alma. Hasta que también empezó a interesarse la Guardia Civil.
Es curioso cómo hasta dentro de una trama de corrupción puede haber alguna enseñanza, algo que se pueda salvar y enseñar a los niños, ahora que se han vuelto a poner de moda los niños como baremo moral. Y, sin embargo, en estos casos nuestros sólo nos encontramos desgraciados cuyo destino no sólo es la cárcel, sino traicionarse en público. Descubierto el negocio, se termina el fingimiento. No es que no quieran protegerse, es que quieren meterse unos a otros en la cárcel. Se agradece, en cualquier caso, que del saqueo de los ciudadanos no sobreviva nada bueno, nada auténtico, ni siquiera en las más apasionadas relaciones personales y políticas.
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Manuel Jabois
Es de Sanxenxo (Pontevedra) y aprendió el oficio de escribir en el periodismo local gracias a Diario...