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'Vamos a comprar mentiras' con el profesor José Manuel López Nicolás

Repasamos algunas informaciones confusas o traicioneras de los alimentos que consumimos

Portada del libro

Las publicidades y eslóganes de muchos productos generan cierta confusión entre los ciudadanos. Nos hacen asociar a cietos productos cualidades casi mágicas que no tienen realmente o no en la medida que se dice. De todo esto habla el libro de José Manuel López Nicolás, profesor de bioquímica y biología molecular en la Universidad de Murcia, "Vamos a comprar mentiras".

BEOK: 'Vamos a comprar mentiras' José Manuel López Nicolás

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Uno de los ejemplos más evidentes a los que hace referencia López Nicolás, entre muchos otros, son algunas bebidas lácteas que nos encontramos con productos que dicen contener lactobacillus casei y aseguran que "ayuda al sistema inmunitario". Pero lo que realmente refuerza el sistema inmunitario, según explica el profesro, es la vitamina B6, que esos productos contienen en cantidades mínimas. "Un plátano tiene hasta 5 veces más vitamina B6" que esos productos lácteos, concreta López. "Y esto pasa con muchos alimentos que compramos diariamente en el supermercado".

Para el profesor López la gravedad de esta situación es que obliga a los ciudadanos a adquirir conocimientos que no les corresponde. "El consumidor no tiene porqué saber de química y cuestiones científicas", sentencia. Por eso lo lógico sería, a su juicio, que las etiquetas o anuncios fuesen 100% fiables. "Lamentablemente no es así". Por eso es tan importante aprender a leer las etiquetas, recuerdan Lourdes Lancho y nuestra experta en nutrición, Ángela Quintas.

Otro ejemplo que menciona José Manuel López es el de las bebidas energéticas, tan de moda desde hace unos años y que cada vez se consumen más entre la gente joven. "Una bebida enérgetica de medio litro contiene cerca de 75 gramos de azúcar. La Organización Mundial de la Salud recomienda tomar como máximo en torno a los 25 gramos cada tres días", destaca indignado.

En su opinión, la solución pasa por un cambio en el tipo de filtro que se hace desde la Autoridad Europea en Seguridad Alimentaria. Es cierto que existe una ley que dice que "las empresas que quieran avalar en sus eslóganes que sus productos tienen una determinada propiedad, tienen que demostrarlo". Pero hecha la ley, hecha la trampa. "El reglamento se ha dejado una puerta abierta: añadiendo el 15% de la cantidad diaria recomendada de un nutriente que sí haya sido avalado, pueden mantener sus eslóganes".

 
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