El heredero de Thomas Muster
El joven austríaco se ha convertido en una de las sensaciones de la temporada y en la mejor noticia del tenis de su país.
Siempre quiso ser tenista. A los 6 años cogió su primera raqueta, a los 17 era la gran promesa de un país huérfano de títulos y a los 22 es una de las grandes realidades del tenis mundial.
Dominic Thiem no ha parado de crecer desde que debutó en el circuito ATP hace tan solo tres temporadas, en 2013. Su padre, entrenador de tenis, le inscribió con 12 años en la Academia de Gunter Bresnik, (preparador entre otros de Boris Becker) figura esencial en la carrera del austríaco. Bresnik modeló a su pupilo y cambió muchos de sus golpes, como ese revés tan característico a una mano.
Jugador con un enorme talento, en sus inicios no le acompañaba ese físico que hoy en día le ha dado tantas alegrías. Con problemas de crecimiento en su adolescencia que le hicieron contraer enfermedades casi de forma regular, fue el propio Bresnik el que sugirió que se preparase con Sepp Resnik, un ex deportista austríaco habitual en Iroman, que dio la vuelta al mundo en bicicleta y cruzó a nado el estrecho de Gibraltar. Thiem estuvo dos años con Resnik, dos años que seguramente nunca olvidará por la dureza de las sesiones: desde correr 15 kilómetros por el bosque de noche, hasta levantar troncos de 25 kilos, pasando por cruzar corriendo y descalzos río de agua helada.
Toda su dedicación y amor por este deporte comenzó a dar sus frutos. En dos años como profesional ya era el número 39 del mundo. Y ni siquiera el servicio militar obligatorio en Austria pudo cortar su magnífica proyección. Era 2014 y durante seis meses tuvo que cumplir con el ejército de su país.
El pasado año se consagró en el top-20 y logró sus primeros títulos en el circuito (Umag, Gstaad y Niza), demostrando que la tierra batida es su hábitat natural. Pero es sin duda en este 2016 cuando Thiem ha confirmado todo su potencial con triunfos en Buenos Aires y Acapulco (su primer torneo en pista dura) con victorias importantes ante Rafa Nadal o David Ferrer.
Actual número 14 del mundo y fanático del Chelsea, Austria ve en Thiem al esperado sucesor del que fuese el mejor jugador del mundo durante semanas, Thomas Muster.
El rey de la tierra austríaca, ganador de Roland Garros en 1995, ya tiene un digno heredero. Dominic Thiem está llamado a devolver al tenis de su país a lo más alto.
