Howard Hughes: millonario, excéntrico y cineasta

Madrid

Howard Hughes era el hijo único de un industrial millonario. Cuando sus padres fallecieron se convirtió, a los 18 años, en un huérfano muy rico. Dos años después llegó a Hollywood con la determinación de convertirse en productor y director de cine.

Su primera película como realizador fue “Los ángeles del infierno”, una historia sobre los pilotos de la Primera Guerra Mundial. Hughes era también piloto y quería mostrar las escenas más emocionantes vistas hasta entonces en una pantalla de cine. En 1943 dirigió el western “El forajido”, un film que causó un gran escándalo en su tiempo por los generosos escotes que lucía en ella la actriz Jane Rusell.

Howard Hughes era un “playboy” que salió con decenas de actrices del Hollywood clásico como Katharine Hepburn, Ava Gradner, Bette Davis, Jean Harlow, Lana Turner, Ava Gardner o Rita Hayworth. Fue piloto y diseñador de aviones y con el tiempo se convirtió en el propietario de la TWA. En 1938 se convirtió en un héroe nacional con un vuelo alrededor del mundo en cuatro días.

En 1946 sufrió un brutal accidente aéreo mientras pilotaba un prototipo. Su cuerpo quedó marcado con numerosas fracturas, heridas y quemaduras. Poco a poco Hughes acabó desarrollando un desequilibrio mental llamado Desorden Compulsivo Obsesivo. En 1958 comenzó con sus famosas reclusiones. El millonario se encerró durante cinco meses en una sala de proyección de sus estudios. Cuando finalmente salió de la habitación era una sombra del hombre que había establecido récords de vuelo y seducido a las más grandes bellezas del cine. Hughes no dejaba que tocaran sus objetos salvo con guantes y dictaba largos memorándum sobre la forma de preparar un sándwich de queso o de abrir una lata de macedonia.

Los últimos años de su vida son un continuo peregrinar por diferentes lugares del Caribe. Hughes se rodeó de un grupo de asistentes mormones que se encargaban de cumplir sus órdenes y de mantenerle aislado.

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El 5 de abril de 1976 Howard Hughes moría de un fallo renal mientras volaba hacia Huston para ser tratado. En la autopsia se pudo apreciar que tenía llagas por todo el cuerpo y un hombro dislocado, una úlcera supurante en la cabeza y puntas rotas de agujas hipodérmicas en los brazos. Su organismo contenía también grandes dosis de codeína. Nadie fue acusado de ningún delito y nunca sabremos su hubo algún juego sucio en su muerte. El médico que hizo la autopsia aseguró que la deshidratación y la malnutrición se habían cebado en el hombre que un día fue la imagen misma del sueño americano.