Se acabó

Madrid

Parecía imposible y lo era. Parecía imposible que Ciudadanos y Podemos se pusieran de acuerdo para llevar a Pedro Sánchez hasta el sillón presidencial de La Moncloa. Ellos siempre lo dijeron pero Pedro Sánchez pensó que podía convencerles. Por el bien de España, según él, para desalojar a Rajoy de ese mismo sillón y para el bien de él mismo, que sin investidura queda a merced de ese Comité Federal del PSOE tan dado a los dramas.

Y la realidad se ha impuesto. Podemos y Ciudadanos son como el agua y el aceite y eso no hay nadie que lo una ni siquiera Pedro Sánchez con su positivismo y su optimismo patológico o necesario. No hay quien lo una porque quien ha votado a Podemos lo ha hecho precisamente porque no quería que Ciudadanos, ni nadie que se le pareciera, tocara poder, y porque quien ha votado a Ciudadanos no quería que Podemos tocara poder. Pero es que eso ya lo sabíamos la misma noche del 20 de diciembre, el único que parecía no saberlo era Pedro Sánchez.

Hoy Ciudadanos y PSOE acusan a Podemos de haber dinamitado la posibilidad de un pacto, sin asumir ninguna responsabilidad. Ellos, que intentan mantener contra viento y marea un acuerdo, firmado con esperpéntica solemnidad, que parecen los diez mandamientos tallados sobre piedra. Podemos intenta imponer sus medidas, PSOE y Ciudadanos no renuncian a las suyas. Entonces, ¿quién es más responsable de la ruptur? Todos lo son, todos. Que no intenten engañarnos que ya somos mayorcitos. Todos, evidentemente, incluido el PP, que con su irresponsable inmovilismo es tanto o más culpable que el resto.

Y ya vale, que ya llevamos demasiado tiempo soportando las declaraciones de unos y de otros, las ruedas de prensa interminables y el postureo ridículo. Se acabó. Pedro Sánchez tendrá buscar otra tabla de salvación para que en su partido no le hundan, Albert Rivera deberá asumir que sus 40 diputados son irrelevantes, Pablo Iglesias deberá mesurar su arrogancia y Mariano Rajoy, Mariano Rajoy no existe.

Probablemente iremos a nuevas elecciones, podríamos ahorrarnos todo lo que queda hasta el 26 de junio, pero que sepan que sabemos quiénes son y cómo actúan, lo tendrán mucho más difícil para tomarnos el pelo.

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