Otra lectura del comunicado de ETA

Madrid

Hay una lectura muy particular de la primera parte del comunicado de ETA. En él se dice que hay que dar respuestas concretas a los ciudadanos vascos, que se necesita un proyecto político construido entre todos y para todos. Y, cito literalmente, "los conflictos entre comunidades o los comportamientos basados en la xenofobia no tienen lugar aquí. Es un motivo de orgullo, más aún viendo cómo en nuestro entorno se extienden los vientos racistas".

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Yo me quedo maravillado. Sabes lo que decían en los cónclaves comunistas: "Camarada, te voy a hacer una autocrítica". Así que todas esas palabras de los terroristas parecían un enorme desmentido a su existencia. Una banda que sólo tiene sentido desde la xenofobia y el racismo, desde la exclusión de la gente en la sociedad y cuya única respuesta a las necesidades concretas de los ciudadanos ha sido, generalmente, hacerles vivir aterrorizados hasta acabar pegándoles cuatro tiros.

No olvido tampoco de que condenan los atentados de Bruselas porque tienen como objetivo "simples ciudadanos". ETA ha entrado de lleno en su fase diplomática, que es la fase de la hipocresía desnuda, la hipocresía unplugged. Va a ser un espectáculo duro de ver, sobre todo para sus simpatizantes, que los tiene. Cuando matas durante tantos años te especializas en algo equivocado; volver atrás es duro, y dedicarte a otra cosa que no sea el secuestro y el asesinato, más.

Los comunicados al fin y al cabo no matan. Esta industria nueva que tienen de comunicados de prensa, con la crisis que tenemos encima los de la prensa. Ahora es tiempo de ver el protagonismo ofrecido a los criminales, con frases señaladas del tipo "matan, pero nunca mienten” o “no son nada tontos”. Los habrá más y los habrá menos. Pero la paz les arrebata lo que era su único recurso escénico: la pistola. Después de la pistola les queda el coñazo del "conflicto", que es parte de esa sintaxis tan cerrada, tan inventada para la ocasión, que cuando salen de ella lo único que hacen es condenarse sin querer. Nos hace de repente, a los demás, su propia autocrítica.