Carta de disculpa a Manolo Tena

Madrid

Querido Manolo, hoy te escribo para pedirte disculpas. Hace años que te las debo. Iba siendo hora de saldar cuentas. Hace más de diez años te dediqué desde primera fila de un concierto un feo corte de mangas que no he olvidado. Quizá lo merecieses, pero yo me arrepiento. Fue en la plaza de toros de Leganés, en un concierto benéfico por el terrible hundimiento del Prestige, aquel barco maldito que tiñó de negro mi amada costa gallega. Actuaste aquella noche pero estabas ido, colgado, ausente y errático. Aquello me pareció una ofensa y lo sigo teniendo presente entre las peores actuaciones que he presenciado. Espero que no me lo tengas en cuenta, apenas era un niñato cabreado con el petróleo y el Gobierno.

Aquella noche me enfadaste mucho y fui hasta la primera fila, te hice un corte de mangas y me marché al fondo en silencio. No sé por qué pero aquella noche la tengo bien presente. Sin embargo, aquel día me olvidé de ti para siempre. Pensé que no tenías nada más que ofrecer como artista, que las drogas habían acabado con toda tu magia, que habías desperdiciado tu talento. Que como Enrique, Antonio o Pepe te habíamos perdido y que tu último adiós era cuestión de tiempo. Me alegro enormemente de haberme equivocado tanto Manolo. Has pasado unos años jodidos, has tocado fondo, pero verte de nuevo ha sido una enorme alegría. No he seguido tu regreso a la televisión en A mi manera, pero poco a poco he ido viendo tus actuaciones en el programa hasta que he terminado rendido a tu música y a tu legado. Tu manera de andar hacia el escenario como si fueses a pagar el parquímetro me ha conquistado. Que naturalidad para hacer algo tan especial. Tus versiones de los compañeros de programa han sido lo mejor de esta apuesta musical de la que sales, sin ser un concurso, como el gran vencedor. La versión que hiciste de David de María me pareció antológica. Me recordó lo gran artista que eres y aquel corte de manga comenzó a pesar sobre mi conciencia. Comencé a pensar que había sido injusto y que te debía estas disculpas.

Tus años más difíciles hicieron que poco a poco te fuésemos olvidando, te dejaron de llamar, dejaste de actuar. Te quedaste en tierra de nadie y comenzó una etapa oscura. Sabes bien que este negocio es cabrón y poco dado a las redenciones y las segundas oportunidades. Por eso me alegro tanto de haberte visto de nuevo en acción. Supongo que tú inclusión en un programa de televisión en prime time no fue sencilla, quizá ni tú lo viste claro. No se te vio cómodo en el programa, callado, tímido, en ocasiones hierático y ausente en las conversaciones. Pero cada vez que subías al escenario todo cambiaba. Te volvíamos a ver cómo una estrella. Una estrella que había perdido su brillo pero no su fuerza. Te confieso que pensé que no pintabas nada en el programa, te confieso también que he acabado rendido a ti tragándome cada una de mis palabras.

He vuelto a tus discos Manolo, he vuelto a recordar canciones que, tras quitarme el peso de aquel insulto en mi conciencia, suenan inmensas y que me recuerdan lo grande que eres, el talento como letrista que atesoras y la voz poderosa y triste que todavía conservas. Vuelvo a escuchar Llévame hasta el mar, Quiero beber y olvidar o Lo que me gusta de ti y pienso que es una alegría tenerte de vuelta. Te deseo lo mejor, Manolo. Espero que este momento televisivo sea un nuevo comienzo para ti, un punto de partida para tu vuelta, para que tus canciones vuelvan a soñar y tu mano a escribir. Ojalá grabes un disco como los que Rick Rubin hizo a Johnny Cash o Neil Diamond, ojalá vuelvas a conectar con el público y con los jóvenes, ojalá vuelvas a vender y a tocar mejor que antes, mejor que nunca. Te reitero mis disculpas y te deseo la mejor de las suertes.

Diez años después, estamos en paz.

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