El fervor religioso explicado por la ciencia
En el fervor, como en todo, también hay grados: desde el simple escalofrío de emoción, al fanatismo en el que a veces desemboca. La ciencia le ha encontrado una explicación.
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Fieles cristianos ortodoxos participan en la procesión del Viernes Santo en la calle de la Amargura de la ciudad vieja de Jerusalén(Getty Images)
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Madrid
La Real Academia define el fervor como el celo ardiente hacia las cosas de piedad y religión. Pero su expresión afecta a otros ámbitos de la vida, y así lo ha constatado el director del Laboratorio de Neurocomportamiento Evolutivo en la Facultad de Medicina de la Universidad de Boston, Patrick McNamara. En un artículo, publicado hace año y medio en la revista Aeon, titulado ‘El efecto Dios’, relaciona el fervor con la dopamina, un neurotransmisor que se vincula al bienestar y la motivación en relación con los fenómenos que producen placer. Entre ellos, la experiencia religiosa o mística.
En ese artículo, el profesor McNamara relata el caso concreto de un paciente con principio de Parkinson que había sido muy religioso, pero que estaba dejando de serlo, porque ya no sentía lo mismo al ir a misa o al leer la Biblia. La posible razón, sospechaba el científico, era la pérdida de células dopaminérgicas que causa el Parkinson.
En su teoría, Patrick McNamara recuerda que cuando hay altos niveles de dopamina se es más proclive a la creatividad o al sentimiento religioso. Si esos niveles suben de manera desaforada y se disparan, aparece el fanatismo, con un efecto similar a la adicción que provocan determinadas drogas. Es decir: cuanto más fanático se es, más se quiere ser, porque la cantidad de recompensa, o de placer recibido, es cada vez mayor.
Esa evolución hacia el extremismo no sólo se produce en el ámbito de la religión, sino que se ha visto a lo largo de la historia en líderes políticos o en personas vinculadas a movimientos artísticos. Un sentimiento que, según la investigación de McNamara, tiende a mitigarse o, incluso, a desaparecer si se produce alguna degeneración en el cerebro como la que provocan, entre otras, enfermedades como el Parkinson.
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Carlos Cala
Empieza en la radio en 1992, en la emisora de la Cadena SER en Morón de la Frontera, trabajo que simultanea...