Ustedes nunca se fíen de las apariencias
José María Izquierdo analiza el panorama político tras la investidura fallida de Sánchez
El Ojo Izquierdo: 'Ustedes nunca se fíen de las apariencias'
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Madrid
Cuenta un dicho popular que los sabios no quieren que sus hijos tengan buenos principios. Pues si el proverbio es cierto, los españoles vamos a tener una gran suerte dentro de un par de meses, porque la cosa post-investidura no ha podido empezar peor.
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El primero contra el segundo, el segundo contra el primero, el tercero contra todos –ése parece su sitio- y el cuarto sacando brillo a sus menguadas cifras, que sumadas a las del segundo ya aparentan algo más: máxima eficacia. No han pasado ni tres días y la situación no mejora: va de mal en peor. Los líderes deberían frenar sus ímpetus declamatorios porque la escalada de declaraciones agresivas se acerca peligrosamente a la bronca de patio de vecinos.
Tendrían que parar, decimos, porque ya les hemos contado en este Ojo varias veces que el respetable está harto de que los políticos se tiren de los pelos. Amordácense a sí mismos, y tengan la lengua quieta algunos días. Pero tampoco compren disimulo por moderación: Iglesias y Rajoy, los más virulentos en las tribunas del Congreso, rebajarán ahora el tono porque ambos jugarán a la mesura intentando presumir de socialdemócratas los morados, y de liberales los azules. Difícil tendrán convencernos porque ya les vimos el espolón.
Rajoy, por ejemplo, eligió ayer director general de TVE a un asalariado del PP. ¿Alguien dijo algo de indecencia?
