Más deprisa, quiero aún más
La Tana no siempre encuentra el tipo de amante que ella reclama y entonces, recurre a sus amigos de siempre: los que la hacen vibrar sin ningún tipo de mesura
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Madrid
Aquí, sí. Es aquí. Aquí es donde quiero que concentres toda tu atención. En ese punto divino que responde a tus incursiones sin ningún tipo de mesura. Primero lento, vayamos poco a poco, hagamos entre los dos el perfecto guiso invirtiendo el tiempo justo para que todos los ingredientes mezclen sus sabores. Paseas de arriba abajo dedicándome tus carantoñas, haciendo que mi entrepierna tiemble desde la primera incursión. Recuerdas toda tu vida al primer amante que después de comértelo como si fueras un helado, golpeó con los dedos el epicentro de tu ardor, mesando y caldeando al mismo tiempo la calentura. No olvidas tan fácilmente quién te hizo vibrar. Quién te hizo enloquecer. Quién te regaló el orgasmo perfecto para que ya nunca más prescindas de él.
Más deprisa, quiero más.
Acelera el ritmo de tus movimientos, golpea con más saña donde te he enseñado, no dejes que me recupere del primer latigazo y empepéñate en descubrir cuánto puedo aguantar. Tu temblor revienta mi capacidad amatoria cuando culebreas sin entrar, quedándote a las puertas de mi cueva gloriosa. Esta noche necesito que tú solito te entregues en cuerpo y alma. Permíteme que te retenga en el pilón, que te apriete yo misma contra la carne que se hincha hasta que no le quede otra que explotar. Rápido, más rápido. No me dejes tiempo siquiera de reaccionar. Quédate en la cúspide del delirio con la más firme intención de no moverte hasta que no me partas, hasta que no reviente, hasta que no explote todo mi cuerpo ante tu empeño de hacerme gozar.
¿Sabes lo mejor? Que por nada del mundo me dejarías a medias, jamás te conformarías con algo menos que una gran orgasmo de esos que me hacen gritar aquí, a solas, metida en mi cama contigo dentro.
Qué bueno que siempre pueda recargarte, qué bueno que seas un aparatejo que funciona con baterías. Qué bueno que a ti y a mí lo único que nos una sean las ganas de que yo, yo solita, disfrute con cada uno de tus temblores, con cada uno de tus lengüetazos y cada una de tus vibraciones.
Me gusta que estés en mi vida. Me gusta mucho.
