El fin del cortijo de Rita

Madrid

Rita Barberá, la ex alcaldesa de Valencia y actual senadora, no piensa dimitir. Nos ha quedado más que claro tras la rueda de prensa que ha dado para dar sus explicaciones después del estallido del caso Taula, que mantiene imputados a casi todos los miembros del que fue su grupo municipal. Pero ella no sabía nada, no le consta nada, ha estado casi un cuarto de siglo al frente de la alcaldía de Valencia, que se dice pronto, pero ella no se enteraba de nada de lo que pasaba.

Y una vez aclarada su implicación en el caso, según ella, Rita Barberá se ha dedicado a repartir, y ha tenido para todos. Para los periodistas que nos hacemos eco de las filtraciones y no respetamos la presunción de inocencia y hablamos sin fundamento; para los que en su partido dijeron que debería apartarse, "son tan jóvenes" ha dicho; para el resto de partidos, sin dejar a ninguno porque dice Rita Barberá que “cada uno tiene lo suyo….” Para que se hagan una idea, se ha remontado a los GAL.

Y todo esto en un tono amenazante, chulesco y prepotente, y esto casi es lo peor. Es lo peor porque Rita Barberá es una servidora pública, es senadora, y no es la dueña de ningún cortijo, por lo que se debe a los ciudadanos, y a los periodistas como intermediarios. Debe dar explicaciones y responder a las preguntas que se le hacen y las explicaciones que ha dado hoy han tenido más de ataque que de explicación. Porque ni ha hablado ni ha querido hablar de su responsabilidad política, de cómo Valencia, y el ayuntamiento también, se había convertido en un nido de corrupción, mientras ella era la jefa. Y si no se enteró, como ha dicho, mucho peor, porque demuestra su incapacidad para ser la jefa de nada.

Ojalá la rueda de prensa de hoy sea la última demostración de una forma de entender el poder que debería estar superada del todo.