La guitarra de Jorge Fernández Díaz

Madrid

El escritor Hernán Casciari contaba que él se enamoraría para siempre de una mujer de la que descubriese que sabe tocar la guitarra después de estar un año juntos. Casciari decía, con toda la razón del mundo, que si después de un año ella no le había contado que sabía tocar un instrumento, la cantidad de otras cosas que le quedarían para descubrir. Eso es precisamente lo que me ocurre a mí con el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz.

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Hay que reconocer que es el ministro del Gobierno que más giros dramáticos está protagonizando en los últimos tiempos. Y con cada uno va descubriendo tantas cosas de sí mismo que a veces pienso que estar con él toda la vida debe de ser una aventura. Por ejemplo, esas declaraciones sobre la justicia, diciendo que no cree en las casualidades, y que es muy raro que salgan sólo casos que afecten al PP. Son las declaraciones de un antisistema, de un hombre que sospecha de uno de los tres poderes independientes de la democracia. Lo cual tiene mérito, pero bien pudo darse cuenta antes. Porque hay pocos síntomas más claros de que el PP está perdiendo el poder que poner en duda estamentos tan sagrados del sistema. Algo que por otro lado no es exclusivo del PP: el PSOE ha actuado siempre exactamente igual.

Yo no creo en las casualidades, como el ministro. Y cuando desde el PP se desconfía de la Justicia, o se ponen en entredicho las Fuerzas de Seguridad, como hizo durante la legislatura de Zapatero, o se desprestigia a España en el exterior, como Aznar, es que no se está en el poder o se está a punto de perderlo. Si no se gobierna España no se reconoce como un país serio; si no se gobierna es que aquí la democracia no está funcionando del todo bien, hay algún desajuste.

Ayer noche el presidente del Gobierno dijo que no iba a comentar las declaraciones de su ministro de Interior pero veía cosas que le preocupaban. Yo noto que está a punto de gritar "no nos representan", o de rodear el Congreso mientras se negocian los pactos, o de empezar a cantar "lo llaman democracia y no lo es", que es exactamente lo que significan las declaraciones del ministro: sospechar que los jueces investiguen sólo a un partido político con intereses oscuros. Siendo además, pero esto no es una ninguna novedad, una falsedad.

A lo mejor descubrimos, como la novia de Casciari, que hace cuatro años que sabe tocar la guitarra. Y a lo mejor, de seguir así, hasta termina tocándola en Sol.

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