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La dictadura de las tallas extremadamente “delgadas”

Una modelo desfilando durante la Mercedes-Benz Fashion Week en Madrid. / ANDREA COMAS (REUTERS)

Una modelo desfilando durante la Mercedes-Benz Fashion Week en Madrid.

Madrid

La moda de las colecciones de los mejores diseñadores de moda pasea estos días por la Fashion Week Madrid, antigua pasarela Cibeles. Con respecto a la última década, cambia todo, las telas, las texturas, los colores, los diseños…menos una cosa: la delgadez de las modelos. O muy poco. Como mucho, que la hegemonía de la talla 36 ha dejado un pequeño hueco a la 38. Pero la delgadez, la extrema delgadez, sigue marcando tendencia en las pasarelas. Desde luego, siempre muy lejos de las tallas normales de la calle, entre la 38 y la 44, que tampoco es la extrema voluptuosidad de algunas estereotipos de modelos que quieren contrarrestrar el otro extremo, mucho más cerca de lo enfermizo que lo saludable. Y es que algunos estudios han demostrado que buena parte de las modelos femeninas tienen un Índice de Masa Corporal (IMC) muy inferior al normal, cerca de lo que los especialistas llaman la “delgadez extrema”. Vamos, las excepciones en la vida cotidiana, que son las que triunfan ahí.

Pero no son únicamente las pasarelas. Tampoco han cambiado mucho las cosas en los escaparantes, con maniquíes con cuerpos infantiles y superdelgados, modelos que posan para revistas especializadas en las que sigue vendiendo mucho la extrema delgadez. O ciertas publicidades idem de idem. Todo sigue igual que hace bastantes años.

¿Por qué volver a esta historia?, se preguntarán. Porque recuerdo cuando hace unos años, finales de los 2000, hubo una “cruzada” para denunciar que la moda se olvidaba de las mujeres que estaban en medio, sin extremos de delgadez o gorduras, justamente la mayoría; y cuando desde todos los medios denunciamos las dificultades de más del 40 % de las mujeres para encontrar ropa de su talla; o cuando incluso algunas pasarelas empezaron a hacer “amagos” de cerrar el paso a modelos extremadamentre delgadas; o cuando una talla 38, o 40, o 42 no tenía nada que ver entre unas marcas y otras; o cuando hasta el Ministerio de Sanidad, allá por el 2008, hizo un estudio – a raíz de todo aquel movimiento - de los cuerpos de la mujer española, con la conclusión de aquellos famosos cuerpos cilindro, campana o diábolo, para tratar de acercar los patrones de la ropa a la realidad. Y recuerdo que esos tres modelos encajaban en el 86% de los cuerpos femeninos de las españolas, muy alejados del propototipo de la mujer de pasarela o la modelo de revista….

También recuerdo las reuniones de los responsables de Sanidad con diferentes organizaciones de la moda, Asociación de Creadores de Moda de España, la Agrupación Española de Género de Punto, la Federación Española de Empresas de la Confección, y grandes marcas de moda y de la distribución para buscar soluciones. Todos parecían de acuerdo, pero ¿qué hay ocho-diez años después de aquella iniciativa? Nada.

Es decir, seguimos viendo por las pasarelas mujeres en los extremos y casi siempre para el mismo lado: o muy delgadas, la mayoría, o muy curvilíneas. De la 38 a las 42/44 no existe apenas moda en las pasarelas. La industria se empeñó siempre en sacarlas del foco y siguen fuera. Es verdad que las modelos con curvas llevaban antes tallas más grandes que ahora. Pero no se si es la búsqueda de la normalidad o el acercamiento, por abajo, a lo irracional…

Es decir, muchos años después quizá únicamente se ha sabido cortar de raíz los casos más extremos para evitar la vuelta de la polémica, pero poco más. De muy poco han servicio los avisos de muchos especialistas sobre el riesgo de las modelos como prototipo de muchas jóvenes; y de poco los de los propios médicos avisando de los riesgos de este modelo de jóvenes muy delgadas a base de dietas de entre 600 y 1700 calorías, cuando deberían estar entre 2000 y 2200. Unas dietas, por cierto, con muchas carencias, como proteínas, glúcidos, vitaminas, minerales, calcio... Unos desequilibrios nutricionales que llevan a que un 60% tengan reglas irregulares o inexistentes, algo común en las jóvenes mujeres anoréxicas.

Quizá tienen razón quienes piensan que seguimos sujetos en la moda de las modelos/percha en la que lo único que buscan los diseñadores es que la ropa siente lo mejor posible, luzca lo más posible, sin parar ni un ápice en el daño que pueden acarrear. Olvidando una realidad y alimentando un contrasentido: más del 50% de las mujeres usan algunas tallas más de las que pasan por las pasarelas o que no pocas tiendas de moda tiene serias dificultades para satisfacer las necesidades de quienes están por encima de las 42, salvo en determinados puntos especializados. ¿Piensan alguna vez en lo frustrante que es para una mujer, sus clientas, que le digan “no hay su talla”?

Ya se que no es fácil armonizar el complejo mundo de las tallas, que todas las marcas tengan los mismos patrones, cambiar de la noche a la mañana unas modelos por otras, que todos los diseñadores hagan moda para todo el mundo… pero tampoco es fácil entender su falta de sensibilidad y soluciones ante un problema tan serio. Ahora también está internet, donde hay miles de jóvenes asiduas a páginas web dirigidas a chicas que tienen idealizado su modelo de cuerpo en famosas modelos y que buscan argumentos para ir por un camino lleno de trampas….

Pero no son solo los diseñadores los malos de la película: caben algunos esfuerzos más, por ejemplo, de todos los que anunciaron un cambio radical, incluída unas inoperantes instituciones sanitarias. Hace mucho que nadie parece no hacer nada contra quienes ensalzan cuerpos femeninos que piden a gritos un bocadillo y no tanto la gloria en la pasarela. Imágenes patéticas que ayudan poco a una moda que puede ser buena, bonita y hasta barata en algunos casos, pero, en muchos casos, muy peligrosa

 
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