Sobre libertad de expresión y salud democrática

Madrid

La Audiencia Nacional ha archivado la denuncia por la pitada del himno nacional, en la final de la copa del Rey del año pasado, entre el Barcelona y el Athletic de Bilbao, y en el auto del juez hay una frase que debería imprimirse y repartir en tertulias, debates políticos, plenos de ayuntamientos y cámaras autonómicas, en el Congreso, en el Senado, en el Consejo de Ministros y allí donde sea y que se cuestione la libertad de expresión. Y esta frase dice lo siguiente: "la libertad de expresión es la piedra angular de los principios de la democracia".

En estos tiempos convulsos y crispados en los que vivimos, aunque parezca una obviedad, es imprescindible recordar esta frase. Para aquellos que criminalizan manifestaciones artísticas o protestas legítimas deberían recordarla, la importancia de la libertad de expresión en la salud democrática. Puede que con la pitada al himno haya gente que se ofenda, pero el himno no se ofende, y la pitada no se puede considerar tampoco una ofensa o una injuria al rey o cualquier otro representante institucional que se siente en el palco. Puede gustar más o menos, podemos estar más o menos de acuerdo pero entra en los límites de la libertad de expresión.

Estaría bien que todos aquellos ofendidos por la pitada a un himno o por la exhibición de banderas independentistas se manifestaran con la misma virulencia cuando en los campos de fútbol se gritan consignas racistas o se jalea la violencia machista. Porque esto sigue pasando y todavía no he visto ningún castigo para aquellos que desde la grada jalean a un jugador de fútbol con un proceso judicial abierto por agresiones a su ex pareja. Y esto nada tiene que ver con la libertad de expresión. Ojalá las tertulias deportivas dedicaran el mismo tiempo a criticar este tipo de manifestaciones o el hecho de que un jugador procesado por violencia de género siga jugando que el que se dedica a las manifestaciones políticas.

Y estaría bien también que los mismos ofendidos pusieran el grito en el cielo cuando el ministro del Interior relaciona un gobierno de izquierda con ETA o un concejal del PP presume de tener compañeros que roban. Eso tampoco es libertad de expresión.