Aguirre, cinismo e instinto
Se va, fundamentalmente, para huir y para dejar en evidencia a Rajoy, que pánfilo de él, la creía ya desactivada
Madrid
Esperanza Aguirre combinó ayer sus dos atributos principales, el cinismo y el instinto. Y como tantas otras veces en el pasado, huyó de un incendio provocando otro. Su cinismo le hizo decir que dimitía por su responsabilidad “in eligiendo” e “in vigilando” , siendo así, que de tener tal sentido de responsabilidades hubiera debido dimitir hace mucho tiempo, cuando la mugre inundó su despacho continuo, por ejemplo, donde golfeaba a manos llenas su brazo derecho, López Viejo, sin que ella se enterara de nada, al parecer. Repetimos, y es solo un ejemplo.
Cinismo, pero siempre acompañado de un instinto muy afinado para vestir de valentía, de sinceridad y de coraje lo que en todos casos ha sido cálculo, no muy gallardo por cierto, de salir por la gatera disfrazada de Juana de Arco y asegurarse el protagonismo aunque tuviera que dejarse puestos los calcetines blanco de Bombay, y dejando claro que ella señala siempre el camino a seguir.
Se va, fundamentalmente, para huir y para dejar en evidencia a Rajoy, que pánfilo de él, la creía ya desactivada. Cinismo más instinto, la venganza está servida, y el Partido Popular de Mariano Rajoy está cada día más cerca de su final.
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