Un grito desesperado ante la indiferencia

Madrid

Quería hablar de ello ayer en la portada pero, al final, la actualidad política en España me atrapó y dejé para otro momento la desesperada situación de los habitantes de la localidad siria de Madaya. No me olvidé de ello, hablé incluso con un refugiado que huyó de allí hace dos años y que me contó cómo sus amigos y su familia, que todavía siguen allí, ya no tienen nada que comer, que han sacrificado a sus mascotas, que hierven hierbas intentando encontrar un jugo que sepa a algo y alimente, que una mujer se volvió loca porque no tenía nada que dar de comer a su bebé. Ayer me dejé llevar por la política doméstica, pero hoy ya no, hoy quiero contárselo a todos ustedes en la portada como un grito desesperado ante la indiferencia.

Busquen las fotos, mírenlas, y luego díganme si esto es soportable. Niños famélicos, muriendo de hambre, en una localidad que hasta hace cuatro años era lugar de veraneo de la gente de Damasco, a solo 25 minutos en coche, llena de frutales, de vegetación, de vida… Hoy una ciudad tan muerta como todos sus habitantes. ¿Entienden ahora los dirigentes europeos de qué huyen los refugiados, entienden de qué huía Aylan y su familia? ¿Entienden que se echen a la mar a la desesperada? ¿Entienden que no se les puede dejar abandonados, que hay que cumplir con los compromisos, que hay que darles refugio que hay que buscar una solución urgente a lo que pasa en Siria?

Las imágenes de ayer coinciden con nuestra resaca navideña, con los artículos cansinos de la desintoxicación post fiestas, con nuestras guerras internas por los grupos parlamentarios, y con la búsqueda de nuestras alianzas, a la portuguesa o a la alemana. Yo no digo que todo esto no sea importante, lo primero porque es indispensable para vivir, y lo segundo porque va a marcar nuestras vidas en los próximos cuatro años, pero que nada de esto nos haga olvidar en un país que se llama Siria la gente muere asesinada, por las bombas y mueren de hambre. En Siria, a cuatro horas y media de avión de España. No hagamos lo de siempre, sobrecogernos con la imagen y olvidarnos cinco minutos después.