Cuando cambiar al entrenador no es suficiente
Por higiene democrática, por responsabilidad, los que no consiguen sus objetivos deben irse. Pero la política no es un juego ni un medallero personal, ni un negocio
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Cuando cambiar al entrenador no es suficiente
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Madrid
Cuando los equipos dan malos resultados, o no los esperados, la salida más fácil e inmediata es quitar al entrenador. El Real Madrid lleva cuatro en seis años. En la política, la tentación es la misma. Por higiene democrática, por responsabilidad, los que no consiguen sus objetivos deben irse. Pero la política no es un juego ni un medallero personal, ni un negocio, (por más que en España muchos no lo tuvieran claro en los últimos años). Así que deberíamos detenernos un segundo en pensar qué llamamos la cuenta de resultados: el número de escaños, desde luego pero, ¿sólo el número de escaños o también las ideas, las políticas que mejoren o alivien la vida, las propuestas que desatasquen problemas enquistados, la capacidad de aliarse con los contrarios, la responsabilidad de competir y colaborar al mismo tiempo, el arte de no perder lo bueno y arriesgar, sí arriesgar, para conseguir lo mejor?
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Pepa Bueno
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Pepa Bueno
En Cataluña y en el conjunto de España no se trata sólo de sí Junqueras o Colau, Sánchez o Díaz, Iglesias o sus confluencias. Se trata de que la fractura catalana no se arregla sólo con grandes palabras sobre la unidad de España o la república independiente. Y se trata de que dentro de una hora conoceremos el dato del paro registrado de diciembre y nos alegraremos, seguro, porque con la Navidad muchos habrán encontrado trabajo temporal, pero seguimos teniendo más de cuatro millones de parados y millones de empleados precarios. Y cualquier turbulencia en China o en Oriente Próximo nos pilla todavía dependientes del oxígeno que quiera liberar la Europa rica enrocada en sus intereses. Una Europa que sigue cerrando fronteras. Y en la frontera con Marruecos ayer murieron tres personas intentado llegar a este antiguo paraíso de los derechos humanos donde crece el discurso ultra no sólo en Hungría, sino también en Polonia. Y las míticas socialdemocracias del norte levantan muros para los refugiados. Y han pasado cinco días de 2016 y ya tenemos la primera asesinada por violencia de género en España.
Cambiar al entrenador está bien, pero y luego, ¿qué hacemos?