Lo nuevo se hace esperar
Termina un año intenso y nos deja la sensación de que los países occidentales han entrado en un bucle infernal
Termina un año intenso y nos deja la sensación de que los países occidentales han entrado en un bucle infernal. En el que lo viejo se alimenta de lo viejo con hábitos nuevos. Salimos de una grave crisis del capitalismo sin haberlo reformado; mantenemos una guerra si no mundial, sí global, contra un incipiente estado que utiliza el terrorismo para extender la incertidumbre y hasta resucitamos a Hitler en forma de lanzamiento editorial. En la Unión Europea, los nuevos socios mantienen un pulso con los antiguos desde presupuestos reaccionarios y en Estados Unidos, el lenguaje del odio y la exclusión se extiende en medio de la incredulidad de aquellos que hasta ahora habían afrontado el fenómeno como el que contempla la sucesión de ocurrencias y chistes de un monologuista multimillonario.
Donald Trump va a marcar la agenda del año que viene en Estados Unidos como Marine Le Pen lo va a hacer en Europa. Una vez más nos llevarán a un debate de repliegue y no a buscar una salida por encima de los intereses de una sociedad agotada. Lo nuevo se hace esperar.