Una mala digestión

Madrid

Llegamos hoy a Hora25, como les decíamos ayer, con la digestión del debate hecha. Con los datos que Rajoy y Sánchez esgrimieron contrastados y contestados, con la cifra de audiencia en la tele y en las redes sociales, con la definición clara de lo indecente, de lo ruin y de lo mezquino, vistas ya las imágenes de los pelotas de turno animando a su candidato al grito de presidente, con el análisis de los que no estuvieron pero que le hubiera encantado estar para ser ellos los que le dijeran a Mariano Rajoy cuatro cosas, porque ellos sólo se lo pudieron decir a la vicepresidenta.

Bueno, pues con todo esto digerido, queda claro que el debate de ayer fue en parte el más fiel reflejo de los últimos años de la democracia en España, dos partidos que se han alternado en el poder y se han alternado en la gestión de las crisis, las corrupciones...  Dos partidos acostumbrados a echarse en cara las miserias mutuas y anclados en un debate del Estado de la nación permanente. Fue también, el debate, el más fiel reflejo de lo que ha sido la presidencia de Mariano Rajoy, indolente, sin escuchar a nadie, sin ver nada, sin escuchar las críticas, sin estar acostumbrados a que le digan las cosas a la cara, escondiéndose tras los plasmas o saliendo por las puertas de los garajes. Nadie le había planteado la corrupción de una manera tan clara como lo hizo ayer Pedro Sánchez, que incluso se permitió el lujo de asestarle el último golpe en forma de descalificación cuando ya le tenía completamente noqueado. Un presidente que reaccionó como lo hizo ayer Rajoy en el debate, y no solo con la corrupción sino también en materia económica y de recortes donde falseó datos, no puede seguir al frente del gobierno. Y fue precisamente esta actuación, este desconcierto de Rajoy cuando alguien le plantó delante de sus ojos la cruda realidad lo que le dio aliento a Pedro Sánchez, lo que hizo olvidar en algunos momentos del debate que él también forma parte de esa vieja manera de entender la política. Así que no hay ninguna duda de que fue él el ganador, aunque me pregunte si vencer en un debate que escenificaba lo viejo tiene traslación en las urnas, aunque esto no lo sabremos hasta el domingo.

Comentario aparte merece la puesta en escena y la moderación del debate, a años luz de lo que se hace ahora mismo en radio y televisión, lo que debería hacer reflexionar a los participantes si lo que quieren es debatir en un escenario del siglo pasado.