Mujeres con derecho a voto y poco más
Las elecciones municipales en Arabia Saudí son las primeras en las que las mujeres tienen derecho a voto y pueden presentarse como candidatas. Parece un hito histórico en un país que viola constantemente sus derechos fundamentales.
Madrid
Arabia Saudí es una monarquía absoluta y una teocracia desde hace 83 años. Todos los órdenes de la sociedad se rigen por una interpretación ultraconservadora del Islam (wahhabismo), con enormes restricciones para el ejercicio de los derechos que afectan a toda la población, pero que especialmente se ceban con las mujeres: tienen prohibido conducir, no pueden tener trabajos remunerados, no pueden viajar, recibir educación superior o casarse sin el permiso de un tutor (varón), y también necesitan permiso para someterse a ciertas operaciones quirúrgicas. Además, las saudíes casadas con extranjeros no pueden transmitir su nacionalidad a sus hijos, mientras que los hombres sí pueden hacerlo.
El derecho al sufragio femenino no se reconoció hasta 2011, y estos son los primeros comicios en los que las mujeres tienen derecho a votar y a presentarse como candidatas. Lo que unos consideran un logro histórico, gran parte de la comunidad internacional lo considera un mero gesto, diminuto, en el camino hacia la igualdad. Para el investigador principal para el Mediterráneo y Mundo Árabe del Real Instituto Elcano, Haizam Amirah Fernández, “no parece que estas elecciones municipales hayan despertado un gran interés en la población, que tiene que registrarse para ir a votar. De los 30 millones de [posibles] votantes, se han registrado 1.300.000 hombres y 135.000 mujeres”.
Durante la campaña, ni hombres ni mujeres han podido utilizar sus rostros en la propaganda electoral, pero las restricciones para las 979 candidatas se multiplican. Ellas no han podido dar mítines a varones y hoy ese pequeño porcentaje de electorado femenino tiene que votar en espacios diferenciados por sexos en los colegios. “Se está presentando como algo segregado, por donde votan y porque se supone que las mujeres deben votar a candidatas femeninas”.
Amirah Fernández entiende que “habrá poca representación femenina en los 3.100 puestos locales que están por elegir y podría darse la situación de que no lo consiga ninguna. Un resultado así puede dar alas a los argumentos de los sectores ultraconservadores, que defienden que la situación no vaya a cambiar aunque las mujeres puedan participar de esta versión de vida política”.