Sin miedo al sexo
Esta semana hemos querido recordar el Día Mundial de la Lucha contra el Sida
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Getty Images
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Madrid
Quiero creer que con los años he ido perdiendo el miedo al sexo y que cada uno de mis descubrimientos ha sido una llave con la que he abierto las puertas de mi propia felicidad. La ignorancia solo nos hace más manejables, más vulnerables y también infinitamente más desdichados.
Tengo la sexualidad que más me gusta por mucho que en el colegio jamás me hablaran de hasta dónde podría llegar. "Aquello" a lo que ni siquiera daban nombre no dejaba de ser una simple cuestión reproductora que solo podía ocurrir junto a una persona del sexo opuesto con la que estaba obligada a pasar el resto de mis días.
¿Quién puede ser feliz solo con eso?
Quiero sexo en toda la extensión de la palabra y con todas las personas que me apetezca. Protegiéndome de lo que haga falta; cuidándome por dentro y por fuera. Quiero que los demás también sepan quién son y me acompañen si gustan... Atándome al cabecero de la cama para que no pueda moverme mientras me beben entera, besándome hasta dejarme sin respiración por mucho que el VIH deambule por sus venas, abriendo las sábanas de mi cama a que no seamos dos y sumemos los que quepan.
Qué bueno es saber que está en mi mano evitar cualquier tipo de contagio. Poder preocuparme nada más de protegerme y protegerte, centrarme única y exclusivamente en subir mis pies entaconados a tus hombros; para que entres y salgas a tu antojo que también es el mío. Quiero hacer, sentir, disfrutar y gozar mucho más de lo que otros pretendan.
Quiero saberlo todo de ti para follarte y permitir que me folles tú a mí.