Cuando las estrellas pagan por tener sexo

Madrid

Durante la semana las estrellas trabajaban duro, con horarios muy estrictos, pero los fines de semana eran salvajes y los prostíbulos de lujo empezaron a proliferar en torno a las colinas de Hollywood.

Allí las “madames” competían por ofertar los servicios más originales o enviaban a sus chicas para dar brillo a las desenfrenadas fiestas privadas que se organizaban en las mansiones de estrellas como Rodolfo Valentino, Marion Davis o el en barco de Erroll Flynn al que el actor llamaba cariñosamente la triple F: Flynn’s Fucker Flyer, el velero copulador de Flynn.

En 1951 la policía de Los Ángeles efectuó una redada en un burdel de lujo regentando por la "madame" Billy Bennett. Al intervenir el libro de clientes la policía se llevó una sorpresa. Su contenido era el no va más en cuanto a celebridades de Hollywood.

Uno de los más famosos lupanares del Hollywood clásico era "La Colmena", el club regentado por Beverly Davis. Estaba situado en una lujosa mansión rodeada de jardines, la casa tenía una docena de suites equiparables a hoteles de cinco estrellas. De hecho había estrellas que se pasaban allí semanas enteras.

A partir de los años 60 los burdeles opulentos de Hollywood entraron en decadencia. Pero eso no quiere decir que desapareciera la prostitución. Simplemente cambiaron de nombre y de organización. Se les empezó a conocer como salones de masaje, clubs privados o balnearios de placer.

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En los años 90 Heidi Fleiss creó su propia red de prostitución que en poco tiempo se convirtió en la más lucrativa de todo Hollywood. En 1993 fue detenida y saltó el escándalo. De su agenda de contactos se filtraron algunos nombres como los de Jack Nicholson, Oliver Stone, el cantante Billy Idol o Charlie Sheen, uno de los actores actuales más dados a los excesos.