El Parlament de Catalunya convertido en una institución ingobernable

Madrid

Primera votación en el Parlament de Catalunya y, como estaba previsto, Artur Mas no ha conseguido la investidura. La CUP ya lo había advertido y ha cumplido, no le ha dado sus diez votos imprescindibles para que Mas pueda revalidar mandato. La CUP exige que el candidato sea otro, hoy mismo han señalado a Raül Romeva, y Junts Pel Si se empeña en que sea Artur Mas. Y así la investidura puede durar semanas.

Lo que ha pasado hoy en el Parlament es la demostración más palmaria de lo poco naturales que son las coaliciones o los acuerdos que han permitido una mayoría independentista en el Parlament. En la propia Junts Pel Si, ayer mismo, en este programa, Oriol Junqueras tenía que dar explicaciones por la corrupción que afecta a su socio de coalición, y da igual que diga que su partido, Esquerra, está limpio, porque va coaligado y apoya a un partido, Convergéncia, que tiene la corrupción metida en sus sedes, con el tesorero en la cárcel incluido. Y en silencio toda Esquerra tiene que aguantar que Mas apenas hable de corrupción en su discurso, y hoy lo haga para señalar a las cloacas del estado. Pero todo sea por la independencia, deben pensar.

En la CUP lo tienen más claro, por la independencia todo, menos Artur Mas. No les importa ir de la mano de su partido para esta cuestión mientras él no sea el presidente. Y así, hoy en el debate ha cargado contra Mas ejerciendo de oposición, y Mas aguantando en su escaño la tortura, y evidenciando que estos dos partidos no pueden ir de la mano.

La alocada carrera de Mas hacia la independencia ha convertido el Parlament de Catalunya en una institución ingobernable. Y sorprende el empeño de Junts pel Si por mantener a Mas en la cabeza, o quizás no sorprenda tanto. Mas es el único que puede conseguir que el independentismo sea transversal, que en él se impliquen clases sociales e ideologías diferentes, si él se aparta puede dar la imagen de que el proceso queda en manos de los radicales, y en su partido ya hay quien se pone las manos en la cabeza.

La otra opción, repetir elecciones asusta a los independentistas ante la poisibilidad de perder fuelle, así que la investidura del nuevo presidente de la Generalitat promete ser un cansino bucle.

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