Y Madrid de fiesta...
Lo terrible en esta relación de Cataluña con el Estado es que no solo no se ha dicho todo, sino que casi no se ha dicho nada. No solo no se ha intentado todo, es que no se ha intentado nada. Y no se ha descartado ninguna solución porque no se ha planteado ninguna
Madrid
Esta mañana el Parlament catalán vota el inicio de la ruptura con España y Madrid, de fiesta. Es el día de la Almudena. En realidad la fractura ya se ha producido. Cuando una relación está en abogados, cuando solo hay comunicación a través de terceros, cuando las divergencias están a la puerta de los tribunales o directamente en manos de los jueces, cuando incluso hay quien cree conveniente alertar a la policía, es que esa relación ya está rota. Pero una relación llega a ese punto cuando se ha abandonado toda esperanza de arreglo, cuando ya se ha dicho todo, cuando se ha intentado todo, cuando después de mil tentativas fallidas, se ha descartado cualquier solución.
Y sin embargo, lo terrible en esta relación de Cataluña con el Estado, es que no solo no se ha dicho todo, sino que casi no se ha dicho nada. No solo no se ha intentado todo, es que no se ha intentado nada. Y no se ha descartado ninguna solución porque no se ha planteado ninguna. A partir de hoy, cada 9 de noviembre, nuestra desgalichada y decepcionante democracia debería recibir, como siempre sin tarjeta, no el ramito de violetas de Cecilia, sino una corona funeraria con crisantemos marchitos.