Huida hacia delante
Para llegar hasta aquí algo se ha roto ya, algo muy delicado y precioso. Y le tocará al futuro nuevo gobierno de España intentar recomponerlo o reconducirlo, y costará más cuanto más tiempo pase
Madrid
Hay quien dice que lo que hoy va a ocurrir en el Parlament de Cataluña no rompe nada, que es solo una declaración de intenciones que encontrará la respuesta jurídico-política adecuada. De hecho, mañana mismo el gobierno lo recurrirá al Constitucional y es más que probable que el Tribunal la deje en suspenso.
![Pepa Bueno](https://cadenaser.com/resizer/v2/XLNAJNHEENI45KW7J6K4HIKPPI.jpg?auth=8af0b0765d53070a733ea7ddc73efd77f43579fd8003d5cd07f57453160a113d&quality=70&width=650&height=780&smart=true)
Pepa Bueno
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Pero la realidad es que para llegar hasta aquí, algo se ha roto ya, algo muy delicado y precioso. Le tocará al futuro nuevo gobierno de España intentar recomponerlo o reconducirlo, y costará más cuanto más tiempo pase. Y habrá que hacerlo, pase lo que pase, con Mas y los suyos, porque hoy el Parlament le va a pedir que ponga en marcha la independencia a un gobierno catalán que no existe y nadie sabe cuándo existirá.
Mas sigue rehén de la CUP, que ha ratificado este fin de semana que en la sesión de investidura que se inicia esta tarde no lo va a votar y nadie descarta aquí nuevas elecciones. Es como si los catalanes estuvieran condenados a votar y votar hasta que salga lo que quiere o necesita Artur Mas.
La huida hacia delante que supone aprobar una resolución parlamentaria que es una declaración unilateral de independencia, no representa a la mayoría del pueblo catalán, como se demostró el 27-S y como se va a demostrar hoy aquí porque la votación va a fracturar esta Cámara por la mitad. Le falta, por lo tanto, la razón democrática, la coherencia interna y la legalidad.
Todo está listo, pues, para esta tragedia política. El diálogo parece una quimera y el tiempo juega en contra. Con dos gobiernos prácticamente en funciones, se abre un delicado periodo de más de dos meses.