Confundir share con votos

Madrid

Entre los muchos datos que arroja el CIS de hoy hay alguno en el que merece la pena que nos detengamos, la valoración de los ministros del gobierno de Rajoy. La mejor valorada, la vicepresidenta del gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Hoy en algún medio se destacaba el hecho de que la encuesta del CIS se había hecho en los días en los que la vicepresidenta había bailado en un programa de televisión.

No ha sido la primera, ni será la última, la hemos visto a ella bailando, y la veremos en un accidentado viaje en globo; a Pablo Iglesias le hemos visto cantando; a Pedro Sánchez encaramado a un molino y bajando haciendo rappel; e insisto, lo que nos queda por ver, porque la campaña todavía no ha empezado.

Nos convalida como un país moderno el tener políticos, no todos, que quieran aparecer en televisión haciendo cosas y hablando de cosas que les alejan de la política, pero todo tiene un límite, una dosis adecuada, porque si no estos políticos corren el peligro de confundir telespectadores con electores, share con porcentaje de voto. Y no tiene nada que ver. Los bailes, los cantes, los saltos están bien pero nos presentan a los candidatos como un producto televisivo, porque es muy raro que estas apariciones vayan acompañadas de entrevistas con preguntas contundentes y respuestas elaboradas.

Las teles hacen bien de contar con ellos, algunos les dan audiencia, pero ellos no deberían caer en la tentación del poder catódico, porque, y sé de lo que hablo, el share es muy traicionero. Lo que un día gusta otro día deja de gustar, y el protagonista se pregunta por qué y este por qué no tiene respuesta.

La situación de este país es especialmente delicada, tanto como para que los políticos no piensen que con sus bailes o con sus cantes los ciudadanos se van a olvidar de la crisis, de la corrupción, de la crisis de refugiados, del tema catalán. Mientras bailen o canten, les verán más o menos simpáticos, pero cuando acabe el programa lo que piden de ellos son otras cosas. Preocupa ver a estos políticos tan confundidos.

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