“¿Cuántas vidas hemos salvado? Ninguna y muchas”
Un grupo de socorristas de Badalona lleva desde el mes de septiembre en la isla griega de Lesbos rescatando a los refugiados que llegan a la costa en lanchas neumáticas
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Los voluntarios de Proactiva Open Arms trabajan a pie de playa / Proactiva Open Arms
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Barcelona
Han pasado casi dos meses de lo que muchos llamaron la “imagen de la vergüenza”, la de Aylan, el niño sirio de tres años tirado boca abajo, muerto, en una playa turca. Esa fotografía hizo que nos diéramos cuenta de la magnitud de la crisis de refugiados, con miles de migrantes llegando cada día a las costas europeas. Hoy los refugiados ya no copan tantos titulares, pero la crisis sigue. Esta mañana en Hoy por hoy con Gemma Nierga hemos conocido a Oriol Canals y Óscar Camps, dos de los miembros de Proactiva Open Arms, un grupo de socorristas de Badalona que se desplazó a la isla griega de Lesbos en septiembre para ayudar a los miles de refugiados que llegan a Europa a través del mar mediterraneo huyendo de la guerra.
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Óscar Camps, Proactiva Open Arms: 'Estábamos con temporal y seguían llegando refugiados'
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Lo que fue casi un arrebato, se ha convertido en una misión a largo plazo hasta el punto de que se ha convertido en una pequeña ONG. Todo comenzó cuando Óscar, director de Proactiva, una empresa de socorrismo de Badalona, comenzó a ver las imágenes de los refugiados llegando en botes a las costas europeas. "Se sentó con nosotros y nos dijo que tenía un dinero ahorrado y que no podría estar viendo como la gente se ahogaba” explica Oriol Canals, uno de los trabajadores de Óscar, que enseguida se unió al proyecto. Con los 15.000 euros que tenía Óscar ahorrados se plantaron en la isla de Lesbos con un simple neopreno y unas aletas y se pusieron a trabajar, pero enseguida se dieron cuenta que debían de aumentar su "capacidad técnica". Además, el aterrizaje fue complicado: "allí había establecida una manera de trabajar y al principio costó". De hecho, nadie hacía en aquel momento lo que ellos pretendían hacer: "Los voluntarios esperaban a que los botes llegaran. Cuando un bote pincha nadie hace nada. Hasta que nosotros llegamos nadie lo hacía, nadie estaba salvando vidas a 100 o 200 metros".
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El pequeño Aylan, en brazos de uno de los voluntarios turcos. / STRINGER/TURKEY
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El pequeño Aylan, en brazos de uno de los voluntarios turcos. / STRINGER/TURKEY
ACNUR cifra ya en más de 700.000 los migrantes y refugiados que han llegado a Europa a través del Mediterráneo en lo que va de año. Y la llegada del frío la cifra, lejos de estancarse, aumenta: "Batimos el record de llegada de botes a la isla hace dos días, con más de 100 . Eso no había pasado ni en verano, ni en el mejor momento" explica Óscar Camps desde Lesbos, donde continúa con el trabajo. "Llegan en condiciones deplorables. Hemos estado con temporal y seguían llegando". Ahora, además de el riesgo de perder la vida ahogados, existe un alto riesgo de hipotermia para los que emprenden este trayecto "sobre todo en los extremos de edad" recuerda Camps.
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Óscar quiere seguir en Lesbos, salvando vidas. Pero necesitan dinero. Por eso, cuando se acabaron los 15.000 pasaron a la acción. "Nos recomendaron abrir una página de crowfounding. Estamos aquí por la solidaridad de todo el mundo, no por las administraciones" recuerda con cierta indignación. Dinero para salvar vidas corriendo el riesgo de perder la suya. "Es indescriptible lo que he vivido aquí, en toda mi carrera no he visto nada igual. Oyes los gritos desde muy lejos y sabes que está pasando algo y nadie hace nada. Y tienes que ir, en cualquier condición". Las historias de rescastes durante estos dos meses se entrelazan. Es dificil recordar cuando nada mas salvar la vida a un grupo tienes que volver a lanzarte a por otro. "Intentas enseñar a remar a los afganos, que no han visto un remo en su vida" recuerda con una mezcla de rabia y cariño pero sin dar importancia a su trabajo: "¿Cuántas vidas hemos salvado? Ninguna y muchas".
Gracias al dinero recaudado ahora cuantan por ejemplo con neoprenos mas gruesos y el lunes llegaron varios 4x4 y dos motos de agua enviados desde Girona. Los mismos que utilizan en la empresa para rescatar a turistas despistados en las aguas de Barcelona. Pero los medios y la organización en la isla griega son aún muy deficientes, sobre todo teniento en cuenta el flujo constante de refugiados. "Unos se ocupan del transporte, otros de proporicionarles ropa seca…pero siempre en precario, nos falta de todo. Son miles los que llegan a diario, y entre ellos cientos de niños". A pesar del drama diario, hay momentos para reconciarse con uno mismo y con la humanidad. "Lo que se vive allí es algo para lo que no te preparas, pero si que hay momentos de felicidad, cuando llegan a la costa, te dicen que están en europa, que han dejado la guerra, te besan, te abrazan...". El problema es que, y quizás los refugiados aún no lo saben, la llegada a Lesbos es solo la primera parada: "tu sabes que no ha acabado ahí su drama".