¿Y los empresarios?
Debemos proyectar el foco de nuestra atención sobre los políticos corrompidos y también los empresarios corruptores, cuyos nombres, apellidos y cargos debemos ver también destacadísimos para que sientan el peso demoledor del reproche público
Madrid
La bomba del 3 por ciento que soltó Maragall en el Parlament en el año 2005 explotó ayer con la detención de once personas, entre ellas Andreu Viloca, tesorero de Convergència Democràtica de Catalunya, lo que golpea durísimamente a Mas en un momento clave.
También esta mañana, ‘Eldiario.es’ publica una espectacular exclusiva, una amplísima entrevista con Correa, el cabecilla de la Gürtel, en la que con todo detalle explica que cobraba comisiones del 3 por ciento a empresas por encargo de Bárcenas y para el Partido Popular.
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Como en España la corrupción parece interesar más que nada como batalla política, podemos entrar ahora, según costumbre, en la búsqueda de intenciones ocultas, tanto en la actuación policial de ayer como en la revelación periodística de hoy.
Pero, incluso si lo hubiera, el interés fundamental para la regeneración de nuestra democracia devastada es no desviarse por esas especulaciones y proyectar el foco de nuestra atención sobre los hechos y sus protagonistas, los políticos corrompidos y también los empresarios corruptores, cuyos nombres, apellidos y cargos debemos ver también destacadísimos para que sientan el peso demoledor del reproche público.