Cuando las autoridades provocan el caos

Madrid

Semana a semana, la Unión Europea sigue dando el mismo terrible mensaje de incapacidad e ineficiencia respecto a la crisis de los refugiados.

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Por un lado, sigue siendo incapaz de organizar un traslado pautado que impida que todavía haya centenares, miles de personas, que intentan cruzar el Mediterráneo en condiciones atmosféricas cada día peores, deseando alcanzar la costa griega o italiana antes de que el invierno haga imposible la travesía desde Turquía o Libia.

Por otro, se muestra perfecta- mente incapaz de controlar la situación en Hungría, Croacia o Eslovenia, países que son miembros de la Unión y que han dejado a miles de personas —hombres, mujeres, niños y ancianos— atrapadas en sus fronteras internas, chapoteando durante días en el barro, calados hasta los huesos de humedad y frío.

Las fronteras internas se cierran y se abren sin orden ni concierto, según denuncian los expertos de Naciones Unidas desesperados ante tanta incapacidad y desorden no ya de los refugiados, sino de las autoridades croatas, eslovenas o húngaras, y, en definitiva, de las autoridades europeas.

¿Acaso no conoce la UE la dureza del otoño y del invierno en los países balcánicos? ¿Qué espera para forzar a Croacia, Eslovenia y Hungría a que faciliten el tránsito y dispongan los mecanismos necesarios para proporcionar refugio, alimentos y asistencia médica a esas miles de personas? Médicos Sin Fronteras y otras organizaciones humanitarias, insisten en que el caos está provocado por decisiones absurdas que toman los gobiernos de Croacia, Eslovenia y Hungría sin que nadie les exija responsabilidades. ¿Hasta cuándo?

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