Pasan los días y ni Mas sabe por dónde va la cosa
Ayer la CUP debía aclarar su posición respecto a la reelección de Mas, pero exigió, previamente a cualquier voto, gestos irreversibles y unilaterales cara a la ruptura con el Estado español
Pasan los días y ni Mas sabe por dónde va la cosa
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Madrid
Van pasando los días y las negociaciones para la elección del presidente de la Generalitat no parecen avanzar. Como se sabe, Artur Mas, candidato de Junts pel Sí, pese a figurar cuarto en su lista, necesita el apoyo de la CUP y, por lo que se ve, la formación de extrema izquierda independentista prefiere jugar un poco con él al ratón y al gato.
Ayer la CUP debía haber aclarado su posición respecto a la reelección del president Mas, pero la conferencia de prensa no ayudó a iluminar el panorama. Según explicaron, el apoyo pasa por una serie de condiciones prioritarias y previas. Con más de 500 personas escuchando ávidamente cada una de sus palabras, los dirigentes de la CUP confundieron un poco más al personal exigiendo, previamente a cualquier voto, gestos claros, irreversibles y unilaterales cara a la ruptura con el Estado español y a la proclamación de la república catalana. Nada de ir poco a poco a lo largo de 18 meses, como pretendía Junts pel Sí. La CUP lo quiere ya. Claro que la CUP tiene 10 escaños y Junts pel Sí, 62.
Realmente sería un destino trágico, digno de una novela, que Artur Mas, al final de todo este proceso, se encontrara encabezando un programa que hace pocos meses le hubiera puesto a él mismo los pelos como escarpias y a su partido, Convergencia, en el camino de la destrucción. Pero ese es, seguramente un escenario de una novela, una mala novela, y la realidad debe ir por otro lado. El problema es que ni Mas debe saber muy bien a estas alturas por dónde.
Soledad Gallego-Díaz
Es periodista, exdirectora del periódico 'EL PAÍS'. Actualmente firma columnas en este diario y publica...