Pedro Passos Coelho: el primer ministro de la austeridad
El político consevador aparece como primera fuerza política en los últimos sondeos
El presidente del Partido Social Democrático de Portugal y primer ministro, Pedro Passos Coelho / MIGUEL A. LOPES (EFE)
Lisboa
“Nuestro programa va mucho más allá que el memorándum de entendimiento firmado con la Troika”. Con esta frase daba inicio a su gobierno el socialdemócrata Pedro Passos Coelho, en junio de 2011, después de que el entonces primer ministro socialista José Sócrates tuviera que solicitar el rescate financiero de 78.000 millones de euros. Una frase que hacía antever que los cuatro años que se seguirían estarían marcados por una palabra: austeridad.
Pedro Passos Coelho había prometido durante la campaña electoral que no aumentaría los impuestos pero fue una de las primeras cosas que hizo nada más comenzar a gobernar. Y junto con el aumento de IVA, la reducción de los escalones de IRPF y la creación de un impuestos extraordinario mensual del 3,5% sobre los rendimientos, Passos Coelho suprimió pagas extraordinarias, eliminó ayudas sociales y recortó los sueldos de los funcionarios públicos y las pensiones de los jubilados portugueses. Las calles de Lisboa y de otras ciudades lusas se llenaron de protestas contra la Troika y contra el gobierno conservador liderado por Passos Coelho, que apostó en las privatizaciones, en los cortes sucesivos en sanidad y educación.
La popularidad de Passos Coelho caía en picado y todo parecía apuntar a que el político de Coimbra, que nunca antes había estado en un gobierno, no resistiría a las presiones. En varias ocasiones, el democristiano Paulo Portas estuvo a punto de romper la alianza gobernativa, pero el temple de Passos Coelho –aliado al apoyo del presidente Cavaco Silva- evitó las elecciones anticipadas.
OPO01 OPORTO (PORTUGAL) 01/10/2015 .- El primer ministro y presidente de la coalición del centro-derechista PSD, Pedro Passos Coelho (c), saluda a sus partidarios durante un acto electoral en Oporto, Portugal, hoy 1 de octubre de 2015. Las elecciones legi / MIGUEL A. LOPES
Aún así, era difícil apostar que el socialdemócrata sería capaz de llegar hasta el final de la legislatura y sobrevivir a ella. Sin embargo, a horas de las elecciones, y después de cuatro años de apretar el cinturón de los portugueses hasta límites impensables, Passos Coelho aparecía en los últimos sondeos como el posible vencedor de estos comicios. La clave de su éxito está en su gran paciencia y enorme determinación, que lo le han apartado de sus convicciones políticas a pesar de las críticas, protestas y presiones. Passos Coelho llegó al ejecutivo de Lisboa en un momento en que el país se enfrentaba a una inminente bancarrota, de no haber sido por el rescate financiero, y se propuso superar el programa de ayuda externa “costase lo que costase”. El desempleo aumentó, Portugal ha perdido diez años en materia de calidad de vida, cientos de miles de portugueses se han visto obligados a emigrar, pero Passos Coelho puede decir que superó su objetivo principal: el rescate. Portugal fue considerado el mejor alumno de Europa y consiguió desmarcarse de Grecia devolviendo anticipadamente parte de la deuda contraída con la Troika. En esta campaña, su imagen de político de contención ha sido su bandera, insistiendo en que su visión austera es la única salida de Portugal, frente al “pasado gastador de los socialistas”.
Y con estos argumentos y convicciones, el “chico intelectual” que empezó a despuntar en política en las Juventudes Socialdemócratas, que no consiguió nota para entrar en Medicina, como su padre, que estudió Economía y fue asesor económico antes que político, casado por segunda vez, a sus 51 años, ha logrado cumplir su mandato hasta el final, contra todo pronóstico. Cabe ahora a los portugueses decidir si le dan otro voto de confianza para seguir gobernando. Hace cuatro años, Passos Coelho les pidió que hicieran “estos enormes sacrificios para rescatar al país”. Ahora ha prometido que es el momento de recompensar el esfuerzo realizado.
