La muerte digna
Una niña de doce años con una enfermedad degenerativa, incurable y en estado terminal espera en el Hospital Clínico de Santiago de Compostela a que se resuelva la batalla jurídica que debe decidir su final
Madrid
Esta mañana la vida, el final de una vida y la muerte digna, se cruzan en la algarabía informativa habitual, reclamándonos silencio y atención. Una niña de doce años con una enfermedad degenerativa, incurable y en estado terminal espera en el Hospital Clínico de Santiago de Compostela a que se resuelva la batalla jurídica que debe decidir su final. Sus padres han pedido que se le retire la máquina que la mantiene artificialmente con vida. Su pediatra está de acuerdo y el comité de bioética del centro ha dado su aprobación.
Pero el servicio de pediatría del Hospital sostiene que no hay base jurídica para tomar esa decisión. Aunque este mes de julio entró en vigor en Galicia la ley de derechos y garantías de la dignidad de las personas enfermas terminales, una ley autonómica que regula entre otras muchas cosas el consentimiento de los menores, que corresponderá a sus representantes legales, en este caso a sus padres, cuando el menor no pueda tomar una decisión así o no sepa su alcance. La discrepancia entre ambas partes sobre el final del caso Andrea, la niña, dura ya varios meses, desde que su estado empeoró la primavera pasada.
Hoy les contaremos también lo último de nuestras batallas políticas cotidianas, pero esta mañana no hay ruido que pueda con el silencio de esa habitación de un hospital de Santiago.