Sería de miopes políticos pensar que se ha acabado el "problema" catalán

Madrid

A estas horas de la noche ya podemos dar los resultados por analizados, asumidos y reflexionados. Ya sabemos que Junts pel Si ha ganado pero que el porcentaje de independentistas en Catalunya no alcanza la mitad, sabemos que la CUP no se lo va a poner fácil a Artur Mas, sabemos que Podemos ha obtenido un mal resultado, aunque sea mezclado con otras cifras, sabemos que Ciudadanos se convierte en la segunda fuerza política de Catalunya, la victoria más clara de estas elecciones, y sabemos que esta victoria convierte en más estrepitoso el fracaso del PP, el fracaso de la estrategia de Mariano Rajoy.

Todo esto es lo que sabemos, y con todo esto desde hoy nos situamos en un nuevo escenario. Un escenario en el que, de entrada, no puede haber declaración unilateral de independencia, la propia CUP no cree que haya legitimidad para ello, los resultados frenan una acción inmediata del independentismo pero no su objetivo. Y es más, es un escenario en el que los independentistas, sin ser mayoría, siguen creciendo consulta tras consulta, los datos lo confirman.

Así pues sería de miopes políticos pensar que con los resultados de ayer el "problema" catalán, y entrecomillo problema, se ha acabado.

Pero a España la gobierna el más miope de los miopes, Mariano Rajoy, que hoy en su intervención sigue blandiendo las leyes y su cumplimiento como única salida. Hasta Aznar le ha dado una colleja.

Dice hoy Rajoy que los votos no han respaldado la independencia, pero de momento el independentismo va a gobernar en Catalunya. Pensar que por haber cerrado los ojos muy fuerte durante tres años el problema ha desparecido ya no es que sea de miopes, es de alguien incapacitado para el gobierno.

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Es posible que ni Rajoy, tras la severa derrota de ayer y su miopía, ni Mas, tras los resultados que obtuvo el independentismo sin siglas, no sean los idóneos para gestionar la nueva pantalla en la que ha entrado el conocido como procés en Catalunya. Pero alguien tendrá que hacerlo y quien lo haga estaría bien que echara la vista atrás y pensara como hemos llegado hasta aquí, desde la sentencia del Estatut hasta la imposibilidad de la celebración de un referéndum que quizás hubiera aclarado las cosas hace ya tiempo.