El último reducto
¿Qué le ha hecho ganar a Tsipras si ya no tienes sueños que ofrecer, si esta vez no hay escape y las medidas durísimas son de cumplimiento inexorable?
Madrid
Tsipras tardó muy poco en comprender que nunca podría conseguir lo que soñó que podría. Lo aprendió de forma contundente y amarga, aplastado por el poder de la realidad y la realidad del poder. Y se comió sus utopías.
¿Su nuevo pragmatismo era un paso adelante o era un paso atrás? Para muchos era un paso atrás. Había humillado la cerviz ante la dictadura ultraliberal. Había sido domado, traicionó sus ideales, engaño a su pueblo. Para otros era un paso adelante porque sencillamente maduró y se replegó a las posiciones en las que había batallas que ganar. Entendió que algo es menos que todo, pero mucho más que nada.
![Iñaki Gabilondo en la redacción de la Cadena Ser](https://cadenaser.com/resizer/v2/F4OYYMRXAZNMHF42J43DEFNVYI.jpg?auth=281ad0b39a14088a58d099df9e27dd03ba32413b27abaaba4fc4be272532e8fc&quality=70&width=650&height=780&smart=true)
Iñaki Gabilondo en la redacción de la Cadena Ser / CADENA SER
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Iñaki Gabilondo en la redacción de la Cadena Ser / CADENA SER
Ahora ha vuelto a ganar las elecciones. Pero, ¿qué le ha hecho ganar si ya no tienes sueños que ofrecer, si esta vez no hay escape y las medidas durísimas son de cumplimiento inexorable? Creo que le ha hecho ganar la decencia. Como Costa-Gavras dijo, hay un valor indiscutible en Tsipras. Está limpio. O sea, que a falta de soluciones, la decencia se convierte en el último reducto de la esperanza.